El abogado en libre ejercicio entre la ciencia, lo judicial y la ética

INVESTIGA. El abogado es un científico de la ley, porque explora caminos jurídicos con la intención de crear un sendero por el cual transitar.
INVESTIGA. El abogado es un científico de la ley, porque explora caminos jurídicos con la intención de crear un sendero por el cual transitar.

Autor: Ab. Ernesto Flores Sampedro.
Las civilizaciones humanas en cualquiera de sus estadios han requerido la promulgación de normas, aunque no escritas, si conocidas y aceptadas por la mayoría. La necesidad de un Estado que articule las normas primarias era imperante, sin lo cual tampoco, estas pautas hubieran prevalecido sobre las costumbres de los pueblos. El monopolio de la ley es del Estado, legisla, promueve y ejecuta, ningún sector de la sociedad puede preciarse de construir normas sin el apoyo de este. Con la evolución constante de la juridicidad, lo legal se posicionó como un poder más del Estado, produciendo al Estado de Derecho, sujeto a una norma suprema, la Constitución. A un proceso legal, en el que la arbitrariedad de grupos sociales de poder, se iguale en la dimensión jurídica con la sociedad en su totalidad.

Con esta panorámica de una Justicia y un Derecho regulado por un Estado indiferente de la sociedad, el abogado se convierte en ese puente entre lo jurídico y lo real, es el artífice de un laboratorio químico, donde combina como fórmulas, las disposiciones legales, no a su gusto o parecer, sino siguiendo parámetros lógicos, y éticos que puedan materializarse en la realidad. Es un científico de la ley, porque explora caminos jurídicos con la intención de crear un sendero por el cual transitar. Cuando el abogado activa la norma, intenta movilizar la maquinaria jurídica en la búsqueda de la aceptación de una propuesta, que la plasma en su demanda hacia un proceso legal. Un evento dialéctico, definitivo, el actor plantea una ‘tesis’, el demandado propone su ‘antítesis’ y el juez al final emitirá una síntesis, si solo al menos así se entendiera las contiendas legales.

El abogado es un creador de caminos para que las generaciones siguientes transiten por medio de la praxis, para llevar un orden a las diferentes concepciones jurídicas. Es una senda noble, la de un guerrero milenario, cuyo espíritu es la Justicia, su espada es la ley, su cuerpo la jurisprudencia, en la combinación de ellos nacerá las propuestas a los órganos judiciales.

Pero este camino es sinuoso, Couture lo dibujaba como una ‘guerra de pasiones’; para el abogado es inevitable confundirse con su cliente en la lucha por la defensa del cumplimiento de lo jurídico. La esencia del abogado es la representación de quien lo solicita, sea de manera pública o privada, la meta final es que se reconozca y establezca los derechos de los ciudadanos.