Jesús García, esmeraldeña dedicada a la sanación espiritual a través de la música

PRESENTACIÓN. Jesús García educa musicalmente a niños, jóvenes y adolescentes mestizos. (Foto: Cortesía)
PRESENTACIÓN. Jesús García educa musicalmente a niños, jóvenes y adolescentes mestizos. (Foto: Cortesía)

Si han escuchado del Coro de La Compasión, saben que hablamos de Jesús García, una mujer afroesmeraldeña de 47 años y de un grupo de aproximadamente 15 cantantes de todas las edades, que habitan en el sector de Carapungo, al norte de Quito.

Ellos se han adentrado en el estudio y la interpretación de los tonos pineales (sistema multidimensional de sílabas sonoras) que, en sus conciertos, los combinan con canciones de época y música afroecuatoriana.
Los tonos pineales son sonidos que sanan el alma, que abren el campo de energía, elevan la conciencia y limpian las asperezas de la parte humana. Insiden directamente con la gládula pineal situada en el centro del cerebro y ayudan a conectar el ser humano con el ser superior.

Pero antes de conformar este coro, Jesús García cuenta su trayectoria por el camino del canto y la música. Desde niña le gustaba cantar, pero fue estimulada a seguir por ese sendero cuando en su adolescencia acudía al Conservatorio de Música acompañando a los hijos de una amiga suya. A los 18 años ingresó como estudiante, estuvo por siete años y su trayectoría continuó en el coro de Blanca Hauser y Alberto Negrón, dos grandes valores del canto lírico en el Ecuador.

Trayectoria hacia lo afro y la compasión
García, de raíces afroesmeraldeñas, creció con una familia mestiza y, a pesar de estar en contacto con sus padres biológicos, nunca se apegó a sus costumbres y tradiciones, las que desconocía.
Tiene una larga trayectoria musical. En Guayaquil enseñó técnica bucal a niños y jóvenes en riesgo, involucrados con pandillas; se vinculó por casi nueve años con el grupo de los Niños Cantores del Pueblo, que forma parte de un proyecto de erradicación de trabajo infantil; en los Centros de Desarrollo Comunitario (CDC) de la anterior administración municipal de Quito guió talleres. Todo siempre apegado a la música.

Hace un poco más de 20 años conoció en Guayaquil al maestro esmeraldeño Límber Valencia, en ese entonces parte de La Grupa (agrupación quiteña). A través de él comenzó a involucrarse con su cultura esmeraldeña y relacionarse con los custodios de la misma como Papa Roncón, Rosita Huila y otros.

Es así que se interesó por sus raíces, comenzó su participación en eventos afro, fue parte del grupo Ochun y es miembro de la casa Ochun.

De estar ligada a la música clásica comenzó a experimentar y organizar eventos con temas netamente afroesmeraldeños como los arrullos, los bambucos y más.

El camino hacia el Coro de la Compasión
Jesús García se interesó por los tonos pineales en 2013, tras asistir al taller de formación en esta técnica que dictó en Quito Todd Ovokaitys, médico y científico estadounidense especializado en ADN, células madre, cáncer de cerebro y creador de los tonos.

Cuando los CDC dejaron de funcionar ya había un grupo de personas con voces formadas, los que, conjuntamente con Jesús García, decidieron crear el coro de la Compasión, que lleva el mismo nombre del grupo que dirije Ovokaitys.

Es así como comenzó el trabajo de saber qué es la compasión y escucharon los sonidos. “Era un trabajo energético nuevo, era darnos cuenta que íbamos a entrar en un proceso de sanación, íbamos a sacar nuestros miedos, problemas y más cosas negativas que estaban ahí”, recuerda García.

Los conciertos organizados en el país contemplan los tonos pineales (espiritualidad), música de la época (día de la madre, Semana Santa, Navidad…) y la parte ancestral, en la que siempre están presentes los arrullos y otros temas afro.

Esta conjugación de música y sonidos ayudan a que los oyentes se vayan familiarizando con los mismos y abran su espíritu para sanar. Reitera que son sonidos armónicos sanadores de emociones tóxicas en el ser humano, como el miedo, la ira, la frustración, el pesimismo, el abandono, entre otros.

El Coro tiene entre su repertorio la interpretación de melodías clásicas mundiales, villancicos en latín y ecuatorianos, melodías a Quito y a Ecuador y por supuesto la música afroecuatoriana, que es muy alegre. (CM)