Homenaje a Jaime Breilh

Pablo Escandón Montenegro

Dos años estuvo al frente de la Universidad Andina Simón Bolívar, quizás los años más duros que le tocó vivir, no solo a esa universidad sino a todas las que se oponían a la uniformización del sistema de educación superior en el país, en desmedro de su autonomía y libertad.

Investigador de la salud, entiende la manera cómo todos los elementos están conectados entre sí; no solo los virus o las enfermedades, sino los procesos sociales, la innovación en la educación superior y la investigación.

Dos años de “conscripción”, dice él. Dos años durante los cuales se enfrentó a los poderes internos y externos, pero que no menguó su capacidad de organizar, de renovar y de investigar.

Cuando muchos quisieron que la universidad se rindiera, Jaime Breilh lideró la resistencia y producto de ello, la restitución del rectorado a César Montaño. El médico e investigador de la salud social salió como entró: con la sencillez firme que da la humildad de saberse quién es.

La Universidad Andina reconoce el trabajo de esos dos años frente al rectorado. La comunidad universitaria le dice que le agradece por el tiempo dedicado a la lucha por la autonomía y la libertad, y por el diálogo, el crecimiento y transformación que dejó implantado.

El mejor homenaje a Breilh es saludarlo en los pasillos, con el agradecimiento de haberse “incomodado” de su vida de investigador para incomodarse como administrador universitario y ariete de la lucha contra el autoritarismo.

El homenaje no es solo a un exrector, es a un investigador de talla internacional. Coherente, afable y sencillo, es editor de la colección de ‘La medicina ecuatoriana en el siglo XXI’. Trabaja desde su laboratorio conectando a la sociedad con la salud y a la enfermedad con los quiebres sociales; en fin, un justo heredero de Espejo.

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