Matan a martillo

ORLANDO AMORES TERÁN
La «educación» en el castro-narco-comunismo distorsiona la inclinación de niños y jóvenes; los modifican, para que piensen todos igual, los obligan a seguir moldes, para destruir su talento, los vuelven comunes, para lograr que de adultos se transformen en hombres masa que repiten las reglas impuestas por el líder y partido únicos, no pueden pensar diferente, tener iniciativa propia y peor creatividad. Al que irrumpe los estándares de mediocridad, lo excluyen, opacan, estigmatizan.

Pretenden anular su sabiduría, su iniciativa, para obligarle a escuchar al líder único y a los dirigentes del partido: sujetos falsos, corruptos, corruptores. Los castro-narco-comunistas son parásitos y como tales, necesitan vivir del Estado, de la política, del cargo público, porque no tienen iniciativa para vivir de su trabajo. Destruyen tradiciones, cultura, direccionan los intereses de la sociedad mediante propaganda, crean anti valores como la sumisión y dependencia a lo público, hasta que la gente pierde su capacidad de pensar, se vuelve mentalmente ociosa.

Todo ello está diseñado para que el partido único pueda robar, despilfarrar y la gente lo justifique porque recibe «obras» y «asistencia social». Es imperativo imaginar nuestra sociedad sin narco-comunistas que son las sanguijuelas que succionan la riqueza nacional, en beneficio familiar y de la organización criminal a la que pertenecen. No olvidemos que la silenciosa invasión cubana a Venezuela, es una colonización implementada desde adentro, en el 2002, para eliminar la institucionalidad republicana, democrática, infiltrando la administración, para que jamás vuelva a existir una Venezuela libre, próspera; aplicando la «irreversibilidad» a través de la «plebeyización» de la política, que significa hacer de la bazofia: mediocres, ineptos, muertos de hambre, oportunistas, cínicos, los representantes políticos. Así proceden los comunistas: ayer, miles de polacos valiosos fueron asesinados a martillazos en la cabeza, durante la ocupación comunista de Polonia; hoy, el martillo lo cambiaron por cínica propaganda, con la cual destrozan la inteligencia de las personas, hasta aniquilar su civilización e imponer su cultura de igualdad en miseria y opresión.

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