Tiempo al tiempo y solución a los problemas

Santiago Ochoa

Vivimos en una sociedad, en donde nos preocupan tanto los resultados, que hemos olvidado los procesos, nos preocupa tanto las “instituciones” que nos olvidamos de la gente, nos preocupa tanto los problemas, que nos olvidamos de las soluciones, nos preocupan tanto los culpables, que nos olvidamos de las malas acciones.

Vivimos en una sociedad en donde la velocidad es más importante que la calidad, y el sentido de productividad se ha quedado en el olvido. Un trabajador es generalmente evaluado por el número de horas que pasa en su trabajo, mas no por su nivel de producción o actividades que realice. Un empleador suele querer más empleados “multitasking” que empleados comprometidos y en una empresa no siempre el empleado más productivo o más capaz, es quien gana más. Nos olvidamos también que los empleados especializados rinden más que los “generalizados”.

Es necesario llegar a un equilibrio y como sociedad entender que como menciona Honoré (2004) “hay que actuar con rapidez cuando tiene sentido hacerlo y ser lento cuando la lentitud es lo más conveniente” entendiéndose por “lento” tomarse el tiempo adecuado para realizar una actividad.

Cuando un proceso falla es más fácil buscar culpables que soluciones, por eso es importante dar soluciones, responsabilizarse e involucrase en los procesos y entender que el tiempo de uno, es igual de valioso que el de todos. Cuánto tiempo le dedicamos ¿a nuestras familias?, ¿a cumplir nuestros sueños?, ¿a vivir?

Ahora tener tiempo, se ha vuelto un lujo. Vamos a vivir más, a ser más productivos, a cumplir más nuestros sueños, a controlar los ritmos de nuestras vidas y a decidir qué celeridad conviene y en qué momento. Que el tiempo que gastamos en tener recursos para vivir no destruya el tiempo que nos queda para vivir. (O)

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