Sin agresiones

Adolfo Coronel Illescas

Llegamos a febrero y el calendario electoral sigue su curso. El día 5 se inicia la campaña de los aspirantes a las dignidades de prefecto, alcaldes, concejales y miembros de los gobiernos parroquiales de la provincia de Loja.

Sea la oportunidad para recordarles a los candidatos que tuvieron el valor y el honor de suscribir el pacto denominado “elecciones sin agresiones”, y a los que no dieron la cara, que todos deben respetar los siguientes compromisos de comportamiento ético: utilizar de manera responsable y respetuosa los espacios en medios de comunicación y redes sociales, evitando difundir información falsa, injurias y calumnias. Promover comportamientos respetuosos y democráticos en los diferentes escenarios en los que interactúen con otros, favoreciendo el diálogo y resolver conflictos de manera democrática y pacífica. Promover y participar en debates y conversatorios políticos, basados en la argumentación de ideas y el respeto mutuo. Tratar a los candidatos y personas en general con el debido respeto, reconocimiento, tolerancia y el pluralismo, como valores esenciales. Y, respeto a los representantes y medios de comunicación social. Pero algo faltó: que nuestros gobernantes deben respetar lo ajeno y jamás robar los recursos públicos; decir la verdad y solo cumplir con su deber.

“Merecemos los pueblos una garantía de paz, respeto, tolerancia y equilibrio emocional”, ha dicho el promotor de esta iniciativa, José Luis Ojeda, Director de la Fundación CAJE. El punto es que el “pacto” da compromisos a los candidatos de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. Sin embargo, muchas de las veces, lo que no se debe hacer se hace, ojalá esta jornada electoral merezca la excepción. Lo recomendable es que la presente campaña no se convierta en un espacio gris que provoque arcadas, agriuras, pesadillas, obsesiones malsanas y volvamos a actuar como “cortados con la misma guadaña o quizá con la misma hoz”.

Es verdad que casi todos los candidatos apestan un poquito, por eso tienen que librarse del olor dándole voz propia a sus propuestas, sin aparecer como mentirosos a la realidad de una ciudad y provincia que necesita progreso y desarrollo. Y si son necios habrá que fumigarlos en las urnas. (O)