La inseguridad en Ambato

Rocío Silva

Eduardo Galeano pinta de cuerpo entero nuestro estado emocional como sociedad ambateña, al decir “Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo. Los que no trabajan tiene miedo de no encontrar nunca trabajo. Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida. Los automovilistas tienen miedo a caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados. La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir. Los civiles, tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerras. Es el tiempo del miedo. Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo, miedo a los ladrones, miedo a la policía, miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir.”

Y cómo no vamos a tener miedo, si lo que más prima en el día a día en Ambato, es la inseguridad. La inseguridad se percibe como un tema que abarca y que trasciende la esfera de lo público. La inseguridad es un flagelo que nos atañe a todos los ambateños en general, nos va convirtiendo en seres cercados, que hemos limitado nuestra libertad, nos autovigilamos, temerosos y en constante sensación de acoso.

La inseguridad es una “contravivencia”, pues la idea de coexistencia física y pacífica entre ambateños y foráneos que compartimos este territorio, dónde pudiéramos desarrollar el día a día en armonía social, porque cada quien podría estar tranquilo en cumplimiento de sus actividades en el trabajo, en la casa, en las calles, en los parques, en las dependencias públicas; es un ideario que se encaja en un lirismo digno de bohemios trasnochados. ¿Quiénes tienen que dar respuesta a la inseguridad en Ambato? La seguridad como objetivo social es un tema que forzosamente debe instalarse en el debate social, ético y político, con indicadores positivos a muy corto plazo.