Ama Killa, Ama Llulla, Ama Shwa

Manuel Salinas Ordóñez

Los saberes ancestrales y tradiciones de nuestras generaciones familiares, son normas de conducta que debemos retrotraer y aplicarlas en la actualidad, para poder evitar varios defectos sociales que se han presentado en las últimas décadas.

Desde la presencia de movimientos sociales e indígenas en la vida política del Ecuador, se socializó un deber ancestral que para mí, es un precepto básico que erradicaría todo problema social. Son tres deberes personales muy difíciles de cumplir para aquellas personas que ya han adquirido tales defectos, no obstante son tres prácticas sociales muy fáciles de hacerlas cumplir con nuestros hijos y con todas las personas que podamos inducir para que tengan un nuevo comportamiento.

“No ser ocioso»; para cumplir este deber constitucional y ancestral, no solo debemos exigir al Estado que nos brinde la oportunidad de trabajar en el sector público o esperar a que mediante políticas gubernamentales se creen fuentes de trabajo, debemos generar nuestra propia actividad laboral en un oficio o en una profesión que podamos ejercer. Si somos estudiantes dar todo por aprender nuestra profesión y amarla de tal modo que seamos felices ejerciéndola sin importar el beneficio económico que obtengamos.

“No mentir”, éste deber es el más difícil de cumplir, puesto que a todos se nos hace fácil una pequeña mentira, y más aún cuando pensamos que esa mentira no afectaría a nadie. Pero el hecho de no mentir únicamente no es algo tan sencillo como parece, este deber es fundamental para todos quienes ejercen funciones públicas, aquellos que ejercen mandatos del pueblo, ni siquiera puedo imaginar cuánto cambiaría el mundo si nuestros gobernantes no mintieran y no robaran, si todos quienes manejan recursos públicos dijeran la verdad y solo cumplieran con su deber. Es difícil, pero es posible conseguirlo, si empezamos a exigir la verdad de los gobernantes, si empezamos a juzgarlos por sus faltas a la verdad, por sus incumplimientos, por sus actos de corrupción.

“No robar”, es tan fácil no robar, pero implica no hacerlo en muchas dimensiones, no robar el tiempo de los demás, por ejemplo, no sólo debemos atentar contra la propiedad de los demás, sino que no debemos atentar contra ningún derecho de los demás. Y mucho más nuestros gobernantes, que deben respetar lo ajeno y jamás robar los recursos públicos.

Tratemos de cumplir estos deberes sencillos pero transformadores y que nuestras generaciones lo hagan, solo así, construiremos una mejor sociedad. (O)