Acoso imparable

Rodrigo Santillán Peralbo

El gobierno de la Revolución Bolivariana que preside Nicolás Maduro soporta un enorme e imparable acoso que comenzó en 2015 cuando Obama declaró que Venezuela era una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, e impuso drásticas sanciones económicas y bloqueos. La Unión Europea obedeció las órdenes de Washington e impuso similares sanciones, en tanto que las derechas se aprestaban a unirse al coro de repudio al socialismo del siglo XXI, proclamado por Chávez.

Cundo Maduro inició su segundo mandato, se desataron pasiones y odios para deslegitimar su elección y se olvidaron que Trump obtuvo el 46,09% de los votos en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre de 2016, en las cuales hubo 44,6 por ciento de abstención. Su votación representa el 20,55% del padrón electoral. El presidente de Argentina, Mauricio Macri, obtuvo el 51,34% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 22 de noviembre de 2015, en la cual hubo 19,23% de abstención.

Iván Duque presidente de Colombia fue elegido en segunda vuelta, con una abstención del 52,23%. Sebastián Piñera, presidente de Chile, fue elegido con el 57,1% de los votos en la segunda vuelta, en la que hubo 51% de abstención. ¿El pueblo peruano eligió presidente a Vizcarra? ¿Y el fascista Bolsonaro? Maduro obtuvo el 67,84% de los votos. La abstención fue 53,93%. Se cuestiona la legitimidad de esa elección.

Penosa la posición de Ecuador que se sumó al Grupo de Lima. Habla de ilegitimidad del presidente venezolano cuando mantiene buena amistad con el príncipe de Catar que nunca fue elegido por el pueblo o con el rey de Arabia Saudí, países en donde no hay partidos políticos. ¿Será legítimo obedecer a la Casa Blanca, a las derechas que destilan odio ampliado por el poder mediático?

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