Intoxicación masiva

Rocío Silva

Se ha vuelto muy común las noticias que dan cuenta de las intoxicaciones masivas que suceden en el país, tal es el caso de 50 personas resultaron intoxicadas por la ingesta de ‘chicha de jora’ durante una celebración popular en Salcedo, provincia de Cotopaxi. La cantidad de enfermos hizo colapsar el hospital Yerovi Mackuart, así también, 500 aspirantes a soldados en Ecuador presentaron síntomas de intoxicación por el consumo de alimentos en mal estado, este hecho ocurrió en la Escuela de Formación de Soldados ‘Vencedores del Cenepa’ (Esforse) de la ciudad de Ambato.

En la provincia de Chimborazo, 45 casos de intoxicación a menores de edad, quienes fueron atendidos en diferentes centros y hospitales de salud, en el Hospital Provincial General Docente de Riobamba, en el Hospital Básico de Colta, en el Centro de Salud Centro de Salud Tipo C Espoch Lizarzaburu, en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social y otros niños fueron derivados al Hospital Pediátrico.

No es un tema regional, pues en una escuela del noroeste de Guayaquil, en una escuela fiscal ubicada en el bloque 6 de Flor de Bastión; 22 niños de entre 9 y 12 años presentaron molestias en su salud luego de la ingesta de alimentos proporcionados por la institución educativa. Durante el 2017, el balance reportado por el Ministerio de Salud Pública, da cuenta de 263 casos de intoxicación masiva en el país por el consumo de alimentos en mal estado, solo en el recinto Sabana Grande, en Playas, provincia del Guayas, se reportaron 218 afectados por intoxicación masiva.

Son cifras alarmantes que dan clara cuenta de la ausencia de políticas públicas de prevención y sanción ante esta problemática, que no debería quedar como noticia, sino llamar a una actuación conjunta continúa, entre los actores institucionales locales: Gads parroquiales, iglesias, educación, salud, Policía, Municipio, Consejos Cantonales, no bastan eventos de capacitación esporádica de 20 minutos, que solo abonan a un escenario promocional político-partidista. En la próxima columna se hará un análisis del perjuicio económico-técnico que conlleva estas intoxicaciones masivas, y cómo no existe una política pública de sanción a los culpables.