Una nueva sociedad

Jaime Durán Barba

Los estudiosos de la ciencia política de ese país distinguen entre democracia y libertad, cosa difícil de entender para los intelectuales occidentales que son ajenos a la filosofía confucionista. Desde su punto de vista, en China existe una democracia controlada que no permite los desmanes de la libertad.

Existen tres cargos que concentran el máximo poder en tres áreas: el presidente de la República Popular China es el jefe de Estado, el poder político está en manos del Partido Comunista, cuyo líder es el secretario general, y el Ejército está bajo el mando del presidente de la Comisión Militar Central. Desde hace años los tres cargos recaen en manos de una misma persona. La idea de separación de poderes no tiene cabida.

El Partido Comunista de China es una de las mayores organizaciones políticas del mundo, con más de 71 millones de miembros. Lo dirige el Comité Central de 300 integrantes, que designa un Buró Político de 25 miembros que designa a los siete titulares del Comité Permanente del Buró Político, los hombres más poderosos del país.

Al Presidente lo elige la Asamblea Popular Nacional, integrada por diputados elegidos por asambleas provinciales, regiones autónomas y municipalidades. Cosa que se reproduce hasta el escalón más bajo de las asambleas populares locales a las que eligen directamente los ciudadanos. Es una democracia indirecta, piramidal; se genera desde la base, pero tamizado por una serie de filtros.

China vive un desarrollo tecnológico y científico que no conoce los límites. El control de los habitantes al que ha llegado el país plantea temas de fondo. Desde el pensamiento occidental se pensó que la apertura económica de estados como China y Vietnam llevaría al crecimiento de la clase media y generaría demandas de mayor libertad política, que podían culminar en procesos democráticos a la occidental. La realidad dice que eso no es necesariamente cierto.

La inteligencia artificial ha puesto en manos de estos gobiernos cantidades inauditas de información sobre sus ciudadanos. Esto les permite liberalizar la economía, manteniendo un control político férreo sobre las demandas políticas democráticas.

(*) Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino. (Fuente www.perfil.com).