De acuerdos y corruptelas

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

La rápida designación de Otto Sonnenholzner a la Vicepresidencia de la República como reemplazante de Alejandra Vicuña, deja varias lecturas. Aparte de que ella no se encargaba de nada relevante para el devenir productivo del país y se la veía turisteando con una inmensa y costosa comitiva por doquier y en tiempos de austeridad, su anacrónico discurso izquierdista empezaba a chocar con los nuevos postulados que el presidente Lenín Moreno ha impuesto como sistema para salir de la crisis económica e institucional que dejó en correato. Lenín ya entendió que el timo de la falsa revolución no era sostenible en el tiempo.

Pero también se presume, que por su estado de salud, la elección de este joven árabe/teutón, era un acuerdo con sus aliados políticos, para que su probable relevo no vaya a caer en alguien que no estaba visiblemente capacitado y que, además, en su discurso seguía insistiendo en un “programa político” fracasado. El asunto de los diezmos, a mi entender, fue apenas un pretexto. La gran mayoría de asambleístas lo hace. Esta sucesión es apenas un corolario más de la inviable conformación de una comisión internacional para la verdadera lucha contra la corrupción en nuestra patria.

Del ofrecimiento inicial de Moreno de solicitarle a las NN.UU su conformación, se pasó a sostener que nuestras leyes pueden encargarse de los corruptos… Pienso que, de habérsela conformado, la lista de Odebrech se la hubiese publicado y los fugados se habrían multiplicado de manera exponencial. Es más, la corrupción está tan generalizada en la idiosincrasia nacional, que los contratos con sobreprecios en los gobiernos seccionales y provinciales, con honrosas excepciones, pueden estar sumando mucho más que lo hurtado en esa lista.

La explicación de la Interpol para desechar la orden de captura del exmandatario, debería obligar al Canciller, a la Fiscalía General y al Procurador, a explicarnos el porqué de sus exposiciones de motivos no fueron compatibles con lo que exige esa organización policial. Ahí hay algo que no cuadra. La patria se deshace en corrupción generalizada y el líder de la delincuencia organizada sigue tan campante y burlándose de su propio país. El país y los ecuatorianos merecen una inmediata e inobjetable explicación.

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