A la generosidad no se puede confundir

LAURA BENÍTEZ CISNEROS.

La generosidad no se puede confundir con caridad, después de varios meses de permanecer en los alrededores del Terminal de Transportes de Carcelén en la ciudad de Quito, un grupo de venezolanos fueron trasladados a un albergue temporal para garantizarles a hombres y mujeres condiciones más seguras y saludables, para evitar enfermedades y epidemias, con una previa aceptación y compromisos a seguirlos estuvieron de acuerdo y en el trascurso de días pasados se hizo efectivo el desalojo.

Todo esto ha generado tensión en la clase pobre de nuestro país y la ciudadanía ve con asombro lo que sucede, no solo a nivel nacional sino internacional, la fea actitud de los venezolanos de alojarse donde les provoca y causando malestar a la gente como el caso de Colombia en el terminal de Transportes de Bogotá, provocando riñas y pugnas internas y los reclamos que se derivaron en enfrentamientos con la policía, acciones vandálicas y el decomiso de armas corto punzantes y drogas.

Es lamentable tanto la situación para el hermano país de Colombia, como para nosotros los ecuatorianos que tenemos que sujetarnos a lineamientos internacionales, el gobierno de turno de nuestro país debe aplicar urgente una política pública, para evitar la xenofobia de esta gente en contra de nuestro pueblo.

Los ecuatorianos han tenido y seguirán teniendo una actitud de respeto y solidaridad hacia quienes que por distintas circunstancias se vieron obligados a huir de su país. Los lazos que históricamente nos unen van más allá de sus fronteras han prevalecido y aún ahora que estamos viviendo tiempos difíciles.

“Se les pide a los venezolanos que con la misma vehemencia que los ecuatorianos han acogido la diáspora venezolana, deben censurarse las actitudes violentas que se registren en nuestro territorio ecuatoriano.”