El milagro de vida de los niños prematuros

ALEGRÍA. Amparo carga a su pequeña Adaía, quien nació a los seis meses. Hoy son una familia feliz.
ALEGRÍA. Amparo carga a su pequeña Adaía, quien nació a los seis meses. Hoy son una familia feliz.

Poco después de nacida, Adaía pasó 35 minutos sin signos vitales. Ahora ya tiene un año de existencia.

Faltaban 12 semanas para que Amparo Quiñónez conociera a su bebé. Luego de seis meses de un embarazo complicado, Amparo se vio dentro de una difícil situación. Apenas podía moverse, su cuerpo estaba hinchado y la desesperación la invadía. Su vida y la de su hija, a la que esperaba con ilusión, corrían peligro.

Ese momento, su mente la llevó varios meses atrás. Cuando después de la felicidad inicial, que la noticia del embarazo le generó, empezó a sufrir insomnio, fatiga, fuertes dolores y altos niveles de presión. Un médico le dijo que era gripe. Pero no, ella tenía preeclampsia. Una peligrosa complicación que se presenta en mujeres embarazadas y que debe ser tratada a tiempo.

En el caso de Amparo, el diagnóstico llegó tarde. En el segundo trimestre de embarazo. El doctor recomendó precautelar, ante todo, la vida de la madre, lo que implicaba realizar un legrado uterino.

La mujer de 42 años cuenta esta parte de la historia con la voz entrecortada. Se detiene por un instante, respira y continúa. “Le pedí a Dios que le permita nacer a mi hija. Dejé de sentirla, pero luego supe que ella seguía ahí”, relata mientras dobla unas pequeñas prendas de bebé de color rosa.

Luego de un nuevo diagnóstico, Amparo fue trasladada de emergencia a otro hospital. La ansiedad bloqueó cualquier signo de dolor. “Ni siquiera sentí cuando me pusieron la anestesia epidural, solo quería ver a mi hija”.

Nació en el Día del niño
Es así que, a las 10:01, del primero de junio de 2017, nació Adaía Miranda Quiñónez. A la que, por momentos, Amparo llama “mi milagro”.

EL DATO
Hoy, a las 10:00 en el Hospital de los Valles, se realizará la casa abierta ‘Pequeños vencedores’ para el público en general, por el ‘Día Internacional del Prematuro’. Luego del parto, la incertidumbre no cesó. La madre primeriza no sabía qué pasaba, los minutos se volvieron horas, antes de tener una respuesta. La niña no respiraba y los latidos de su corazón eran tan débiles que dejaron de sentirse. Utilizado los dedos índices, el médico hizo resucitación cardio pulmonar a la neonata que apenas medía 32 centímetros y que, durante 35 minutos, no presentó signos vitales.

El padre de Adaía, Danny Miranda, experimentó el sentimiento de pérdida e incredulidad a la vez. A él le avisaron que su hija había fallecido y, minutos más tarde, le dieron la noticia de que la pequeña había sobrevivido.

Por su parte, Amparo dice haber visto todo de otro color, cuando dos doctores le informaron que la niña se encontraba estable. Sin embargo, le advirtieron que mantenía un diagnóstico reservado.

SOBREVIVIENTE. Adaía nació en el Día del niño, el primero de junio de 2017. Ya celebró su primer cumpleaños.
SOBREVIVIENTE. Adaía nació en el Día del niño, el primero de junio de 2017. Ya celebró su primer cumpleaños.

Un día a la vez
Era imposible darla de alta. Una termocuna reemplazó el vientre de su madre durante 113 días. En ese tiempo, tuvieron que desarrollar sus pulmones y estabilizar su corazón. La niña necesitaba de un respirador y su evolución era lenta. Desde ahí, Amparo contaba uno por uno los días de vida.

La madre primeriza no se dio tiempo para recuperarse de la cesaría. “No importaba si me dolía, yo quería estar parada a lado de mi hija. Aprovechaba los pocos instantes en los que estaba a su lado para acariciar sus manitas. Le decía que nuestra casa la estaba esperando, que habíamos preparado un espacio para ella y que pronto saldría porque era una guerrera”.

Por la prontitud del parto, Amparo no tenía leche para su bebé. La alimentaban a través de una sonda y después con leche de fórmula. Durante más de tres meses, el contacto con su hija era escaso.

Los días representaban una montaña rusa de emociones con diagnósticos alentadores que, al poco tiempo, se convertían en malas noticias. “El proceso fue un día a la vez. A veces nos informaban que subió 10 gramos y eso para mí era una victoria. Luego decían que la bebé bajó 20 gramos”, dice Amparo, mientras sus ojos se llenan de brillo. Ella evita llorar. Para contar lo que llegó después en su rostro se dibuja una sonrisa, con la que continúa su historia.

Por fin en casa
Tras 113 días en el hospital, la pequeña fue dada de alta. Su casa suponía un ambiente de asepsia total. Todos sus familiares la recibieron prácticamente uniformados. Todos estaban esperándola puestos mascarillas, guantes y todo lo que evitase contagiarla de alguna bacteria externa.

Después de ese día, las visitas quedaron restringidas. La madre renunció a su trabajo y, junto a su esposo, se encargaron de todos los cuidados de la seismesina. Durante 15 días, Amparo no salió de su habitación. Las primeras noches les fue imposible dormir. La pareja permanecía pendiente de que el respirador (que usó tres meses más) no se desconecte.

Para la familia de Adaía nada era más aterrador que volver al hospital. Y así fue, en diciembre del año pasado, la pequeña presentó hongos en los riñones y su primera navidad la vivió con sus padres en la sala de neonatología. Descartaron tener que operarla y nuevamente volvió a casa.

365 días de vida
Lejos quedaron los malos pronósticos. El pediatra de Adaía, nombre que significa regalo de Dios en hebreo, confirmó el óptimo estado de salud de quien ahora está dando sus primeros pasos y, entre balbuceos, repite constantemente la palabra “mamá”.

La niña de cabello ondulado y grandes ojos cafés es la más consentida de la familia. La ropa que usó en sus primeros meses de vida ahora la usan sus muñecas. Y mientras su madre cuenta su historia, la pequeña voltea a ver y permanece atenta. “Sabe que hablamos de ella”, comenta Amparo.

El primero de junio de 2018, Adaía cumplió un año de vida. Lo festejó junto a familiares y amigos, aquellos que apoyaron a la pareja de padres primerizos que habían visualizado el embarazo de forma diferente, pero que ahora son los encargados de criar a una pequeña guerrera que sobrevivió a la muerte y, que hoy, es la luz y la alegría de su hogar. (AVV)

Para saber

Algunos datos

° Según la Organización Panamericana de Salud (OPS), Ecuador se encuentra entre los 11 países con tasas más bajas de nacimientos prematuros en el mundo.

° El riesgo de nacimientos prematuros es de entre el 6% y el 10%.

° El 17 de noviembre es el Día Mundial del Niño Prematuro.