Cambiar alcaldes

Kléber Mantilla Cisneros

La militancia de casi todos los partidos y movimientos políticos busca colocar candidatos carismáticos para las elecciones seccionales. Un lenguaje de tarima muy parecido se instala al referirse a la recuperación de derechos y libertades después de la década del autoritarismo mafioso. Sin embargo, las promesas liberadoras recaen en la confrontación al correato, pero sin renovar el sistema democrático. Tampoco se expone la revisión a la administración pública y a las finanzas de alcaldías y prefecturas.

La rendición de cuentas de cada Gobierno Autónomo Descentralizado está pendiente en Contraloría y superintendencias. Un ejemplo es el desvío de fondos que no fueron auditados ni utilizados para compensar los efectos del terremoto de 2016. Asimismo, esa manipulación de pasiones movilizadoras a través de la propaganda continúa como en los mejores días de la ‘revolución ciudadana’.

De ahí que las concentraciones de rechazo al sistema político convocadas por el nefasto Ricardo Patiño vienen acompañadas del personalismo de jerarcas y caciques lugareños que se reacomodan a la transición y tratan de ajustarse a los hábitos instaurados en la era del dispendio. Hasta ahora continúan las promociones y propaganda de fiestas y festividades, la exaltación del alcalde del pueblo o el reciclaje de consejos de las municipalidades con poco sentido de austeridad y depuración.

Los discursos salvadores fusionan la indignación ante el saqueo público pero sin clave autocrítica sobre la descentralización del Estado ni los mecanismos de recuperación del dinero robado a la élite dominante de la década. No es consecuente que en un país convocado a la austeridad se mantenga el asilo del pirata informático Julian Assange.

En vez de eliminar jurisdicciones electorales se pretenden aumentarlas; y, además, perpetuar el financiamiento absurdo a las organizaciones políticas. Más que nunca falta un intenso debate sobre privatizaciones masivas, enérgicas reformas fiscales, reducción de impuestos y eliminación de varias leyes represivas del populismo correísta. Claro, antes de cambiar de alcaldes y prefectos.

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