Imbecilidad

De inicio admito que arrastro uno que otro prejuicio y uno de estos me dice que a un político se lo puede evaluar por su entorno, por la gente que
siempre lo rodea.

Advertida la subjetividad de estas líneas hago otra confesión: cargo a cuesta una
animadversión natural contra los imbéciles que naufragan complacientes en el mar de la imbecilidad.
Tempestad social que en épocas de poca lucidez los arroja sin contención alguna a la arena política.


Hecha la advertencia y confesión, me detendré a hilvanar sobre un capítulo de la imbecilidad en la lucha política en razón de una publicación que atendí a través de la red social facebook.


Una captura de pantalla publicada por un concejal de Quevedo en su perfil social, denunciaba como se le habrían burlado al compararlo con la foto de un primate dentro de un posible chat de funcionarios municipales.


Deduzco que la intención del funcionario que se atrevió a subir tal imagen, más que despertar burlas –lo cual lo consiguió en compañeros de igual carácter- o revelar algún problema de corte racial, procuró congraciarse con el Alcalde del cantón en la refriega en que ambos, burgomaestre y concejal, viven enfrascados.
Lo singular de este hecho es que el funcionario que habría sugerido –según se deja entrever en la publicación- una similitud entre el edil y el primate, podría terminar con más espacio del que ahora posee en razón de que es fiel acompañante del llamado a ocupar la alcaldía, en caso de que el proceso iniciado e impulsado por el agredido concejal termine removiendo de su cargo al
alcalde del cantón.

Hoy la mediocridad pulula en la política y sus alrededores.


@XavierVillacis