Globalizar la ética…

JOFFRE DAZA QUIÑÓNEZ

Frente a la miseria que viven África, Venezuela, Nicaragua y otros países del globo terráqueo producto de la falta de ética y moral de las potencias mundiales, que han concentrado la riqueza en menos de 61 familias, riqueza que sobrepasan billones de dólares, es imperativo que la sociedad de todo el mundo, representados por sus gobiernos, globalicen la ética igual que lo han hecho con los modernos procesos productivos y de distribución de la riqueza mundial, orientada por un sistema mezquino e inmoral como los hechos repugnantes de gastar más de dos millones de dólares cada minuto todos los días en la industria de la guerra, botar a la basura el 30% del total de la comida producida en el mundo, sea por intereses del poder o sea porque deben mantener los precios del mercado.

Por tanto, para los industriales a veces es mejor votar la producción láctea, agrícola, vacuna o porcina, porque la oferta es mayor a la demanda y más negocio es botar a la basura toneladas de alimentos; ni siquiera son capaces de regalárselo a los pobres, porque el capital impone una doble moral y un protocolo que deben cumplir los empresarios y sus ejecutivos. Por regla de excepción, los Estados Unidos vende a Cuba la tonelada de alitas de pollo a precio regalado de 500 dólares, ojo, tal vez pueden imaginarse que estoy equivocado, nooo, el mercado de 300 millones de personas que comen pollo en los Estados Unidos, solamente les gusta la pechuga, por tanto, no les interesa las piernitas. Pregunto, ¿qué país de América del sur puede competir con estos precios?

Lo que ocurre es que así como han globalizado todo desde el comercio, la industria, la economía, igual debemos obligar a que los países más ricos del mundo asuman globalmente las necesidades más elementales del continente africano, especialmente y de otros países que igualmente los niños se mueren de hambre por la falta de alimento. Nosotros los de América del Sur, por la gran riqueza mineral, podemos sobrevivir pese a los gobiernos corruptos y ladrones. Es necesario volver a lo que fue la comunidad originaria, donde todos comíamos.

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