El pasado no es una respuesta

Los pronósticos sobre nuestra economía no son muy halagüeños en el corto y mediano plazos. Hay quienes creen en las recetas de austeridad fiscal y en las reformas estructurales como parte de la estrategia a seguir, para salir de la crisis económica que se vive y tiende a profundizarse. Contemplan la venta de las empresas estatales con el argumento de su ineficiencia y poca rentabilidad.

No las consideran capaces de innovar y ser más productivas. Cuando hablan de reformas estructurales pendientes, incluyen su privatización masiva a como dé lugar, cual única manera de atraer inversiones. Parecen estar conspirando para destruir el país. Sin embargo, no todo puede echarse en el mismo saco.

La buena administración en algunas de estas empresas ha demostrado que pueden ser competitivas y beneficiosas para el Estado ecuatoriano de hoy y de mañana. La privatización a mansalva es un campo minado que podría comprometer la tan ansiada recuperación y estabilización económica. Los compradores, los “más vivos”, bien podrían llevarse las mejores, las que han sido saneadas con inteligencia y perseverancia.

La recuperación, por ejemplo, de Tame es emblemática, así como el caso de la CNT, que hoy aportan al país. Una economía mixta, donde el Estado tenga participación, no un liderazgo absoluto e impuesto por la fuerza, es sostenible en el tiempo y contribuye a que el mercado no sea quien gobierne y mande en la sociedad. El pasado no es una respuesta a nuestros retos. Manejar la crisis desde una perspectiva integral, y no sectorizada, podría ser parte de la superación de la crisis.


Para manipular eficazmente a la gente, es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula”. John Kenneth Galbraith Economista estadounidense (1908-2006)

Si te propones algún día mandar con dignidad, debes servir con diligencia”. Conde de Chesterfield Político y escritor inglés (1694-1773)