La farsa del 30-S

Ugo Stornaiolo

Para los correístas, el 30 de septiembre de 2010 fue una tentativa de golpe de estado a para usurpar el poder a Rafael Correa. Lo cierto es que era una protesta gremial de la tropa policial, descontenta por perder privilegios. La noche previa, la Asamblea aprobó la Ley de Servicio Público, integrando policías y militares a dicha ley. Los policías suspendieron su trabajo generando inseguridad, pues no hubo vigilancia en Quito y Guayaquil. Un grupo de elementos de la FAE bloqueó la pista del Antiguo Aeropuerto de Quito.

Se rumoraba que Correa, ante los problemas generados por la aprobación de algunas leyes, anunciaría la “muerte cruzada”, prevista en la Constitución de Montecristi (art. 148), donde el ejecutivo podía, a medio período, disolver al legislativo y convocar a elecciones.

Muchos factores transformaron la protesta en un “intento de golpe”. Esos días se presentó el informe sobre el bombardeo de Angostura (1 de marzo de 2008), donde murió el Nº 2 de las FARC, Raúl Reyes. Francisco Huerta, en Teleamazonas, señalaba las relaciones entre el régimen y el grupo narco guerrillero.

A esa misma hora, Correa iba al Regimiento Quito Nº1. Creía que atenuaría la protesta. Por su temperamento, llegó caminando con muletas, acompañado por su ministro, Gustavo Jalkh. El reclamo siguió y el mandatario se aflojó la camisa y la corbata y gritó: “¡Si quieren matar al presidente, aquí está, mátenlo”.
Luego, molesto, recorrió el regimiento y entró al hospital de la policía para atenderse, en medio de gases lacrimógenos. Con las horas, creció la tensión, hubo silencio informativo y protestas a favor y en contra. Ni secuestro ni golpe. Algunos funcionarios ratificaron que el mandatario despachaba desde el hospital. Al caer la tarde, Correa ordenó su rescate, que sería en la noche. A su salida, en los tiroteos, murieron policías y manifestantes.

Chávez y Fidel Castro prescribieron telefónicamente a Correa magnificar el hecho y presentarlo como intento de golpe. Por años, con propaganda de por medio, celebraron el día, patentaron la fecha y surgió “la Megan”. Se juzgó y se asesinó a inocentes, por una farsa.

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