Gozoso aniversario

POR: Luis Fernando Revelo

Cuenta la historia que los romanos consideraban como el emblema al fuego de la vida que ardía en el pecho de los seres humanos gracias a Vesta. Las Vírgenes Vestales eran un conjunto de sacerdotisas cuya principal función radicaba en mantener vivo el Fuego Sagrado. Así como las legendarias guardadoras del fuego, Ñucanchi Llacta ha sabido conservar con amor, durante 51 años, la llama sagrada de la danza.

Aquel grupito que vio su primera luz en esa fecunda matriz cultural de San Antonio de Ibarra, un historiado 3 de agosto de 1967, hoy por hoy es toda una institución cultural. Nació en las mentes nutricias de los egregios maestros Segundo Darío Suárez y Consuelo Terán Sevilla para plasmar el florilegio de la danza de terrígena esencia. Son décadas las que han transcurrido. Ñucanchi Llacta cumple 51 años de su gloriosa nacencia.

Y en el marco de esta gozosa celebración, el Salón LIA de la emblemática Fábrica Imbabura, fue el escenario, donde el prestigioso conjunto, el pasado sábado 29 de septiembre, hizo un despliegue de talento y creatividad, de amor y reminiscencia, de sentimientos y emociones, de filosofía y enseñanza, que confluyeron en la afloración espontánea, feliz y bien lograda de la belleza, que al mágico conjuro de la danza, hicieron vibrar el corazón de todos los presentes. Y no podía faltar la brillante participación musical de Flor López Varela, Rodrigo Dávila y Marcelo Ayala Mora, quienes hicieron alarde de sus voces dulces, armoniosas y bien timbradas. Cantaron con el alma.

¡Albricias, a Dña. Consuelito Terán, su sapiente directora! La complacencia cordial y unánime a todas esas generaciones que año tras año se dan cita para la magna celebración. Que continúen custodiando el tesoro de la cultura con pasión e inteligencia.