Sobreprecio

ORLANDO AMORES TERÁN

Al país no nos interesa saber que hay sobreprecios. Ya lo dijo Pólit, el contralor de la década infame: que los sobreprecios llegaban hasta el 70%. Necesitamos saber que los responsables están presos, con prohibición de enajenar bienes y salir del país.

En lo internacional, la señora de Mangas no nos puede representar al 77% de ecuatorianos que no estamos de acuerdo con el castro-narco-comunismo que ella defiende, haciendo permanente apología de los regímenes asesinos de Venezuela y Nicaragua. Los combatimos desde el 2006, advertimos que se estructuraba una corrupta tiranía. El tiempo nos dio la razón: se trata de una organización criminal castro-narco-comunista, con vínculos internacionales que creó un partido político, para saquear Ecuador.

En lo electoral, la proliferación de «movimientos» políticos, es el modo de destruir las tendencias democráticas tradicionales, para privilegiar la multiplicación de corrientes castro-narco-comunistas, a fin de confundir al electorado, mantener a sus lacayos en el poder, con otros membretes y en algunos casos, infiltrando partidos políticos democráticos. De ahí que produce repugnancia que el PSC llamado a enfrentar al castro-narco-comunismo, al narco-terrorismo, sea el que recicle oportunistas que acomodaron hace una década su discurso, para salir del anonimato y pobreza a la vez.

El castro-narco-comunismo es una ideología que para construir el poder, requiere manipular el pensamiento, basando su ejercicio en sangre, persecución, abuso del poder estatal, alejando a las masas de toda iniciativa privada, satanizando el emprendimiento, asociando la riqueza con la disidencia y la contrarrevolución. De ese modo, ellos, sus esbirros sumisos, se erigen en la nueva oligarquía, asumiendo el sacerdocio de la religión «revolucionaria». No nos quieren libres, autónomos; nos quieren temerosos, ignorantes, dependientes de «ellos», de los que proclaman las mentiras como verdades, de los que se erigen en intermediarios de la sociedad y su mesías, usualmente un mequetrefe con inmenso cinismo, una gran capacidad para mentir y robar los bienes de la Nación, en beneficio propio y de la organización criminal.

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