Rocambole

Andrés Pachano

Hay fechas “rocambolescas” en todas las historias de todos los pueblos de todo el mundo, al menos ese es el consuelo; en nuestra patria, en su historia reciente hay dos fechas que merecen con sobra de merecimientos este calificativo, por todo lo que ellas engloban, desde el ridículo, el escarnio, la mentira y lo tropical de su fantasioso argumento, amén de lo cruel y fantasmagórico de sus desenlaces. Este adjetivo es permitido en estas particulares “fechas históricas” que se recuerdan, por su naturaleza inverosímil cual aventuras poco creíbles.

Creo preciso una digresión sobre el adjetivo “rocambolesco”. Rocambole fue el protagonista de una serie de novelas escritas a partir de 1857 por el escritor francés Pierre Ponson de Terrail, publicadas por entregas periódicas en revistas y diarios de Francia; su protagonista desarrollaba las más fantasiosas e increíbles aventuras, las que entregadas por capítulos seriados mantenían la impaciencia y curiosidad en los lectores (una suerte de telenovela de la época). De ahí el uso generalizado del término y su incorporación al Diccionario de la Lengua Española.

Inverosímil, por fondo y formas, fue la asonada del primero de septiembre de 1975 causada por el general Raúl Gonzáles Alvear en contra del entonces presidente de facto general Guillermo Rodríguez Lara; esta “guerra de la funeraria” como se la conoció, derramó sangre, dolor y muerte de ecuatorianos y un sinfín de hechos inverosímiles, hasta anecdóticos, como las imágenes tragicómicas del chumadito, que en la madrugada se paseaba en medio de la balacera pidiendo silencio a los estruendos de fusiles.

Otra fecha más melodramática y trágica fue la del 30 de septiembre de 2010; lo rocambolesco va desde el prefabricado “descamisamiento” del Presidente de la República, hasta el inverosímil ataque a un hospital lleno de enfermos para “rescatar” a un tembloroso todopoderoso, en el medio del horror y la muerte de ciudadanos.

Muchas ridículas similitudes: en el 75 se prohibió el nombrar el primero de septiembre, se creó entonces el “32 de agosto” con consejos de guerra y chauvinismos; en el 2010 se patentó el 30 S, nació “la Megan”, la vindicta, la persecución. El odio.