Pedir disculpas no basta

Carlos Freile

Se ha conocido la novedad de que la Defensoría del Pueblo pide disculpas a “Los 10 de Luluncoto”. Actitud correcta pero insuficiente. Cuando se ha herido de manera grave los derechos de las personas no basta con golpearse el pecho y pedir, esperamos que humildemente, perdón.

Hace falta la integral reparación de los daños: no solo que los jueces liberen a los ya castigados de culpa y pena, con las reparaciones dignas mandadas por la ley y la sana razón, sino que los culpables de los atropellos por los cuales se piden disculpas reciban a su vez el trato que merecen: juicio justo, pues jamás se debe permitir ni la más mínima sombra de venganza, y condena adecuada a sus delitos.

No olvidemos que quien ha abusado del poder para acosar, humillar, silenciar a quienes no le rendían obediencia servil merece un castigo mayor que quien comete un desafuero como ciudadano común y corriente; lo mismo se aplica a los jueces que se han dejado manipular por el abusivo gobernante.

También se lee en los periódicos que personas perjudicadas por decisiones gubernativas y judiciales a raíz de los hechos del 30 de septiembre han solicitado amnistía. El ciudadano común, no experto en Derecho, creía que se concede amnistía a quien ha cometido algún delito y ha sido condenado en juicio regular, de acuerdo con las leyes.

A ojo de buen cubero parecería que varios de los condenados no lo fueron por huelga derivada posiblemente en motín, sino por intento de “golpe de estado blando”, concepto estrafalario, por decir lo menos, y por “intento de magnicidio”. En este caso no compete una amnistía, sino una revisión total de los juicios; de tal manera que las acciones judiciales ya ejecutoriadas queden en nada, como si no hubiesen existido. Esto es evidente pues no se trató ni de golpe de estado ni de magnicidio.

En este caso es de obligatoria justicia castigar no solo al máximo protagonista de los hechos, por irresponsable y provocador de violencia, sino a todos los cómplices en la construcción de un tinglado que destruyó vidas y lesionó la institucionalidad nacional.

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