El espanto y el placer…

Roque Rivas Zambrano

Cuando Jorge Luis Borges habla de Buenos Aires dice: “No nos une el amor sino el espanto; será por eso que la quiero tanto”. Recordé esta frase al sentir una especie de paralelismo con las de una reciente entrevista a Juan José Millás, escritor español. Solo que el autor de la novela ‘Que nadie duerma’, no hablaba de una ciudad, ni de una mujer, sino del periodismo.

Mónica Maristain, del portal ‘sin embargo.mx’, le pregunta:

“–¿Y el periodismo cómo ha sido?”

A lo que Millás le responde: “El periodismo me gustaba tanto, que me provocaba miedo. Llegué tarde al periodismo, quizá por ese pánico producido por el placer, pero ya en el año 90 tuve una oferta del periódico El País, el más importante, para empezar a trabajar como columnista. No podía decir que no. Ahí empecé a hacer un columnismo propio”.

A Millás no le interesaba hablar de política, sino explorar lo cotidiano y lo misterioso de la vida corriente. Y así lo hizo por años. El diario jamás increpó esta decisión y, posteriormente, publicó un libro con sus textos. Lo que vino después fue el reportaje, al que considera el género estrella del oficio.

Llegó a tener mucha destreza en este formato y a desarrollar cariño por él, sobre todo porque le proporcionaba el mismo placer que escribir un cuento. La entrevistadora le cuestiona si, entonces, son los reportajes los que han servido como material para su literatura.

Millás le revela que el reportaje le ha aportado mucho desde un punto de vista formal. La mayor enseñanza que destaca es el poder generar una “economía narrativa”, en la que es lo esencial lo que tiene protagonismo. Esta prioridad al escribir, junto a las historias comunes, lo han llevado a elaborar relatos de misterio capaces de enganchar a cualquier lector ávido de espanto y placer.

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