POR: Laura Benítez Cisneros
La política es la doctrina y la ideología de un partido o movimiento. Ésta define los objetivos generales que se tienen que llevar a la práctica con acciones y estrategias bien organizadas, para poder tener un Estado con accionar de gobernar y dirigir en lo público.
Una política bien llevada se la puede definir como el conjunto de actividades en la que los individuos, grupos e instituciones, realicen para alcanzar el bien común señalando los objetivos con tácticas ordenadas y organizadas a través de los planes y proyectos que cada partido o movimiento político emplee en su accionar.
La política en el aspecto social, económico, religioso y de pueblo, es la base fundamental para poder dirigir, mandar en un país y nación.
La política se ha convertido en una actividad humana con un accionar de conducción que ha llevado a la sociedad a tiempos difíciles, en donde la falta de toma de decisiones por parte de los gobiernos ha cambiado de rumbo y ya debería llamarse otra cosa, por todos los actos de corrupción que aún siguen en la impunidad y han provocado en los ciudadanos y sociedad indiferencia en la clase política (el pueblo ya no les cree el cuento).
La politiquería es la degeneración de la política con intervenciones mercantilistas, de abuso de poder, con propósitos turbios, en donde han adquirido ganancias personales o de grupo, aprovechándose siempre del poder y falta de transparencia en sus actos, ante la ciudadanía y el pueblo.
El cinismo, la corrupción y demagogia son las mayores causantes de los desastres políticos que han conducido a nuestro país y los demás países americanos a una subasta o feria del dinero público, que se dedican a administrar poder y privilegios para unos cuantos favorecidos.