Realidades y sugerencias

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Retomando parte de la temática (calles, aceras, bordillos y plantas) de mi artículo anterior, pregunto: ¿Para cuándo será que los esmeraldeños apreciaremos ver convertida a la ciudad como tal y no como pueblo grande? Nos hemos quedado a la cola no solo en educación sino en la presentación de la ciudad, en su centro histórico (¿cuál?) y de calles, veredas y bordillos, lo del deporte es una temática que también se va quedando, pues, ya no se brilla como antes, no hay el reemplazo de los dirigentes y entrenadores de fuste que se tuvo en el pasado.

Qué elegante fue conducirnos por las veredas seguras, libres de asalto, seguridad para caminar sin brincar para un lado y otro y mirando siempre al frente y no al piso, con elegancia y garbo; ahora hay que apoyarse en el bastón o en la gentil mano o brazo de una persona comedida para no resbalarse y caer en alcantarillas destapadas o subiendo el bordillo demasiado alto de la vereda, utilizando rampas mal hechas con pésimo declive y observando por qué esquina es mejor cruzar para no caerse.

Todos merecemos un mejor vivir en la tierra que habitamos, pero cuando llegan los procesos electorales, como en el centro de la ciudad no hay votos pero sí en otros sectores planos y altos, para allá van las obras; las calles, veredas y bordillos desde hace mucho tiempo dan lástima y vergüenza; el centro de la urbe que fue llamativo, merece atención y respeto; las viviendas que son patrimonio y que no se por qué el Municipio se prestó para esto, necesitan atención municipal como se lo hace en Guayaquil, en donde, además, se baldea por las noches y hasta con detergente las calles céntricas con la colaboración del Cuerpo de Bomberos; en Manabí se aprecian construcciones de antaño y son honor de su pasado.

No hay que olvidarse que la tercera edad es de los 65 hasta los 75 años, la cuarta edad de los 76 a los 85 años, la quinta edad de los 86 a los 95 años y a los demás años es difícil llegar en la actualidad. Como esmeraldeña añoro tener la ciudad que merecemos y que soñamos, sugiero visitar la Casa Rosada en el centro histórico de Guayaquil, el patrimonio en el Parque Histórico en Samborondón, el barrio Las Peñas, el Cerro Santana, sitios que enriquecen la era histórica. ¿Será posible tener la ciudad añorada? ¿Para cuándo? ¿Para cuando yo me muera? ¿Usted alcanzará a verla? No dejen perder el dizque Patrimonio que fue esfuerzo y buen gusto de nuestros antepasados, recuperemos nuestra historia.