Todo cambia, nada cambia

Ugo Stornaiolo

Correa convoca una movilización contra el gobierno que incluye una felicitación a Glas por su cumpleaños, en la Cárcel 4. Falta que la manifestación sea el escenario para endiosar al exmandatario, que insiste en hablar de traición, mientras el gobierno hace lo posible para mantenerlo en la palestra, posibilitando su regreso como “mártir o mesías”, tras los desatinos económicos que se cometen.

Un grupo de correístas, encabezado por la inefable Doris Solís, va a la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Washington (a la que Correa denostó), para “denunciar la persecución contra los integrantes de su movimiento Revolución Ciudadana”. Ruptura de los 25 (María Paula Romo, Juan Roldán y Norman Wray) vuelve al gobierno 7 años después de renegar del correísmo, pero regresa “a lo mismo”, sin ofrecer al mandatario una presencia política solvente.

La justicia, aún controlada por el correísmo, pone paños tibios en casos de peculado o lavado de activos con la figura de la “asociación ilícita”. Algunos peces medianos obtendrán rápidamente su libertad con “procesos abreviados”, para disfrutar fortunas mal habidas. Falta que a Glas le reduzcan la pena por “buena conducta”. Y se perdió el arma que mató al policía Jiménez el 30-S.

Los medios están llenos de propaganda donde el régimen dice que “va a recuperar los dineros de la corrupción y con ese billete apoyará a los jóvenes”. El gobierno “de todos” no repone ni un centavo de ese capital. Además, el SRI condonó deudas a las grandes empresas (incluida Odebrecht)…

Las elecciones de febrero de 2019 están llenas de figurones, políticos en declive, movimientos inorgánicos (como AP), excandidatos a la presidencia, expresidentes, exfutbolistas, ilustres desconocidos, cantantes, faranduleros de la TV y “tecnocumbieros”, que “vuelven a sacrificarse” por la patria.

Siete de cada 10 ecuatorianos votan “por nombres o personas, no por partidos o movimientos políticos”, señala el experto Gustavo Isch. Así, el panorama se complica más, en un país donde lo que menos existe es imaginación para salir de la crisis que se avecina. Todo cambia, pero nada cambia.

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