La izquierda y su orfandad

Salvatore Foti

En Suramérica se está dando un revés muy interesante y para reflexionarlo. En Venezuela Maduro ya no puede alimentar a su pueblo y peor a la ideología que lo llevó al poder, mientras que en Nicaragua pronto deberíamos ver cambios radicales que podrían acabar pronto con Ortega. Colombia se casó con la derecha rechazando inclusive las posiciones, no tan progresistas, de Santos y así mismo Chile y Argentina decidieron apostarles a líderes que podemos identificar con el liberalismo.

Ecuador tampoco es la excepción y a Moreno todo se lo puede llamar menos que “revolucionario”. Mientras en la derecha continental parecen sobrar líderes y pragmatismo, por el lado de la izquierda el discurso es muy diferente. El continente se ha quedado sin líderes de izquierda y los que constan hoy se van escondiendo.

Hay un vacío muy grave que tarde o temprano alguien deberá colmar, pues este vacío representa votos y capital político. Si nos quedamos casa adentro, creo que por ahora Barrera sea el único que quiera apropiarse de este capital. Una estrategia que estoy seguro podrá serle rentable a corto plazo más no a mediano o largo plazo, pues creo que hay restos del correísmo que siguen muy vigentes en el país y están listos para su arremetida.

Es más, me atrevo a decir que la derecha de Ecuador necesita que se vaya a las elecciones, inclusive las presidenciales, lo más pronto posible. Hoy Correa no ganaría y tampoco lo harían los que piensan como él pero, y los peros en política son contundentes, si vamos a seguir con este ritmo social tan aburrido e incapaz de tomar decisiones importantes, para el 2021 otros serán los resultados y la izquierda podría dejar de ser huérfana justamente en Ecuador.

Urge que el actual gobierno empiece a adoptar y comunicar, ahora está haciendo mal las dos, políticas públicas de gran trascendencia. Acuérdense, los anticorreístas del país han muerto toditos con Correa, al que lo tienen que buscar hasta en Bélgica para mantenerse vigentes ,mientras que el correísmo sigue latente y listo en retomar la paternidad de la izquierda latinoamericana.

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