Un animal imponente disecado es la atracción de unos y el temor de otros.
diariodenavarra.es
Un toro disecado colocado para una sesión de fotos en la ribera del Aragón, en Carcastillo, fue tomado por un ejemplar vivo. El rumor de que un toro campaba a sus anchas por la localidad Navarra no paró hasta que la Policía Foral deshizo el entuerto. El animal se llama ‘Dorado’.
Es un hermoso ejemplar de la ganadería portuguesa de Sobral, de capa sarda, que pudo ser leyenda en los Sanfermines de 2015 y que tuvo que conformarse con ser ‘sobrero’ en las corridas de José Escolar y de Miura. La fama lo esquivó al año siguiente, cuando repitió como suplente en Las Ventas y no llegó a pisar el albero. La muerte le sorprendió de forma trágica al mes siguiente, cuando se estrelló contra el vallado en el encierro de los Sanjuanes de Coria (Cáceres). Se quedó tieso allí mismo. Pero la última palabra de ‘Dorado’ no estaba escrita y su cuerpo disecado sigue sembrando hoy el temor de quien se cruza con él.
La vida de este toro merece un guión de película y en ella se cruzaron un grupo de chicos que pescaban junto a la presa del río Aragón, en Carcastillo, el pasado sábado.