Bajo el Sol

Mario José Cobo

Como cuando el hombre deshumaniza sus andares, la ignorancia hace una reverencia a las fuerzas astrológicas del efecto mariposa. Fue improbable que el hombre pudiera alcanzar ciertas condiciones reservadas a los dioses del olimpo; en donde entre los habitantes de la tierra, el don más envidiable de la congregación divina del monte; era la inmortalidad. Ciertos vasallos alcanzaban ese don al engatusar con mañas y artimañas a algún dios, que caía enamorado embelesado por la fragilidad y temporalidad humana. Solo ahí el gran Zeus con su escopeta de rayos grises, aceptaba ofrecer el liquido de los dioses a los mortales; la ambrosía. Una vez que algún mortal tomaba esta bebida, dejaba su condición frágil a un lado para vivir de la mano de los dioses para siempre.

En la segunda década del nuevo milenio, los científicos están cada vez más cerca de encontrar la fórmula de la ambrosía de los olimpos; para así dar de beber a los sedientos mortales y convertirlos en seres de vivencias eternas, sumergidos en su vanidad. Miles de experimentos exitosos en donde se reversan los efectos del envejecimiento en células anímale se han venido dando a lo largo de estos últimos ocho años, en donde la ciencia esta cada vez más cerca de erradicar no solo las arrugas y la perdida de pelo, pero también enfermedades degenerativas del cerebro y músculos en general. Hemos podido transcribir nuestro genoma entero en las páginas de la informática y hemos llegado a la conclusión de que es muy fácil modificar nuestros genes para dotarnos de poderes sobrehumanos desde el útero materno. Por ejemplo, se ha pasado una ley en el Reino Unido, en donde se permite a los padres modificar al huevo fertilizado, en razón de otorgar al futuro bebe, músculos más fuertes, sistemas inmunológicos indestructibles y la ventaja de no perecer ante enfermedades degenerativas o viciosas como el cáncer.

Esto nos hace pensar en los efectos a largo plazo de la humanidad. ¿Cómo sería vivir en mundo en donde nadie muere y a todos se les otorga juventud eterna? Según el Eclesiastés, no hay nada nuevo bajo el sol… todo es vanidad bajo el sol.