¿Coincidencias? No

Fausto Jaramillo Y.

“Yo no creo en brujas, pero que las hay, las hay” reza un refrán popular y hoy, quiero glosarlo y decir: “Yo no creo en coincidencias, pero que las hay, las hay”.

En estos últimos tiempos, varios personajes imbabureños o ligados profundamente con Imbabura están dirigiendo un proceso nacional de re – institucionalidad democrática, luego de que el estado de propaganda había trastocado el contenido por una epidermis, aparentemente legal.

Tras la consulta popular de febrero, el Ecuador miró con cierto escepticismo el nombramiento de un Consejo de Participación Social y Control Ciudadano, transitorio, encargado de revisar y evaluar el desempeño de varias autoridades de instituciones encargadas de luchar contra la ilegalidad y la corrupción y encauzar el desempeño de organismos control y dirección de la convivencia social y política de nuestra sociedad.

Este nuevo Consejo de Participación Social, transitorio eligió a un anciano abogado ibarreño, el Dr. Julio César Trujillo, quien desde esas funciones ha promovido un ágil y profundo cambio de esta institución y de otras. Al evaluar a las autoridades de control, este Consejo destituyó a varias de ellas, entre estas al Fiscal General de la Nación, y en su lugar nombró como Fiscal Subrogante, encargado, al Dr. Paúl Pérez Reina, quién fuera hasta ese momento, catedrático de una universidad de la ciudad de Ibarra.

Luego se nombraría como Directora de la Unidad de Análisis Financiero, a la Dra. Diana Salazar, ibarreña por nacimiento y méritos. Cuando llegó el momento de evaluar al Consejo de la Judicatura, el Consejo de Participación Social, defenestró a sus integrantes y nombró a otro, cuyo presidente es el Dr. Marcelo Merlo Jaramillo, ibarreño.

Cuando la justicia arrinconó al anterior Contralor General de la República, el Dr. Pólit, éste no dudó un instante y huyó del país, dejando a la institución un tanto desprotegida. Enseguida tomó las riendas quién venía desempeñándose como Director Subrogante, el Dr. Pablo Celi de la Torre, emparentado con Imbabura, a través de su madre y abuelo, otavaleños de cepa.

¿Coincidencia, de que todos estos ciudadanos sean imbabureños? Imbabura encabeza, ahora, una lucha contra la corrupción rampante y a escrito su nombre como la tierra de hombres y mujeres éticos que, resueltamente, han tomado las armas legales para comandar las batallas necesarias de esta guerra.