Con represión no se ordena, se desordena

Alejandro Tagliavini

En Venezuela, donde un millón de litros de gasolina vale casi tanto como una lata de atún, el sueldo de una enfermera universitaria apenas supera un dólar al mes. Y aunque las fuerzas armadas tampoco tienen grandes salarios, están siendo privilegiadas por el gobierno ya que la remuneración básica de un militar raso puede ser hasta 8,3 veces superior al de una enfermera y, la de un coronel, hasta 24,8 veces.

Eso hace que Maduro se sienta seguro en el poder, lo mismo que Ortega en Nicaragua que enfrenta un levantamiento popular que se inició contra una reforma del sistema de pensiones que luego el Gobierno dejó sin efecto. Sin embargo, el hartazgo y el nepotismo del matrimonio presidencial provocaron una sangrienta protesta que dura ya tres meses. Frente a los 150 muertos que ha dejado la represión en Venezuela en todo el año, en Nicaragua ya van unas 350 en solo tres meses.

La oposición los acusa de ser dictatoriales y exige adelantar para marzo las elecciones de 2021. Los esfuerzos de la Iglesia católica por buscar un diálogo y que cesen los ataques a la población indefensa se estrellan contra un régimen que se resiste a perder el poder acumulado desde hace una década, y que usa a las fuerzas militares, policiales y paramilitares con total impunidad contra los manifestantes, y que ni siquiera respeta los templos.

La vicepresidenta y esposa de Ortega, aseguró que el gobierno actúa para liberar los bloqueos de carreteras y para “restaurar la paz” y que las protestas responden a “un plan terrorista”, la excusa de moda hoy día para justificar cualquier guerra.

“Se engañan quienes se creen fuertes y vencedores quitando la vida a otros”, dijo el obispo auxiliar de Managua. En fin, el mundo se divide entre quienes quieren imponer un “orden” y los que exigen respetar el preexistente. Unos suponen que no existe de suyo un ordenamiento natural en el cosmos y que, por tanto, debe ser diseñado e impuesto por un gobierno, y los otros simplemente exigen que se respete el orden natural que sí existe.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California