La lactancia materna es el pilar fundamental para que los niños tengan garantizada una buena salud

CUIDADOS. Alimentar al bebé de forma directa es una práctica simple, inteligente, rentable y saludable, aconsejada para todas las madres.
CUIDADOS. Alimentar al bebé de forma directa es una práctica simple, inteligente, rentable y saludable, aconsejada para todas las madres.

Este alimento refuerza el sistema inmune del bebé y, entre otras cosas, es amigable con el ambiente.

Hasta ahora se ha hablado que la lactancia materna crea un vínculo casi irrompible entre la madre y el hijo.

Pero las investigaciones demuestran que también beneficia a la afectividad y buena salud del bebé, evita gastos y contribuye a proteger el ambiente.

Las familias se ven favorecidas cuando en el proceso se involucra, no solo a la mamá, sino también al padre.

En la semana de la lactancia materna, que va del primero al 7 de agosto, se impulsará su relación con la nutrición, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza, comentó Emilia López, enfermera neonatóloga, especialista en lactancia materna.

Los grandes beneficios

La leche materna es un fluido vivo cambiante que tiene células madre y se adapta a las necesidades del bebé. Así, favorece su desarrollo y fortalece su sistema inmunológico, que genera beneficios, como disminuir el riesgo de sufrir diabetes, hipertensión y obesidad, asegura López.

Asimismo, ayuda a que la madre recupere, en poco tiempo, su peso original; producir leche le consume de 300 a 500 calorías diarias, y también disminuye los riesgos de cáncer de seno, ovario y útero.

Evita la depresión posparto, porque el apego a su recién nacido hace que produzca una gran cantidad de oxitocina, la hormona del amor, que se genera con el contacto con alguien que se quiere.

La oxitocina igualmente evita el sangrado después del parto, porque se encarga de contraer el útero y evitar el exceso de fluidos, añade.

¿Por cuánto tiempo?

La experta afirma que la lactancia debe comenzar desde el nacimiento y mantenerla en forma exclusiva hasta los seis meses.

Desde los seis meses hasta el año, esta leche sigue siendo la base del régimen que se complementará con alimentos sólidos sugeridos por el pediatra especialista.

En el periodo de uno a dos años, la ingesta de productos, sobre todo naturales, preparados son la base y la leche materna se convierte en una comida complementaria.

De los dos años en adelante se deja que la mamá decida hasta cuándo irá con la lactancia. (CM)

Ayuda a cuidar al planeta

° Al ser una fuente de alimento natural, la leche materna no requiere de embalajes, almacenamiento, transporte o combustible para prepararla, por lo tanto contribuye a la sostenibilidad ambiental, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Mientras que la experta Emilia López añade que para la producción de un kilo de leche en polvo se usan aproximadamente 4 mil litros de agua y que la industria que la fabrica los chupones y biberones generan gases con gran impacto ambiental, porque contribuye al consumo y desperdicio de plástico y del agua.

Para la mujer

° La alimentación es importante durante el embarazo y después del parto, no solo por la producción de la leche materna, sino porque ayuda a la mujer a tener reservas de hierro y calcio, asegura la nutricionista Cristina Ontaneda.

Recomienda, durante el periodo de gestación, consumir probióticos, como pepinillo, jengibre, ‘kefir’ de agua o de leche y la kombucha, que son bebidas fermentadas naturales, col agria, que ayudan al intestino a generar más bacterias buenas.

Y después de dar a luz, durante las primeras semanas, la dieta tiene que ser suave, con restricción de grasas, lácteos. Hay que agregar vegetales suaves, como zapallo, moringa (tiene calcio y hierro), zanahoria amarilla, pepinillo, tomate riñón orgánico, cebolla puerro, culantro, albaca, romero y más.

Ontaneda propone el consumo de pollo o pavo, evitar la carne de res, porque es difícil de digerir, y el pescado y huevo a consideración, en caso de alergias.

En cuanto a los cereales, sugiere el arroz integral, la avena, la quinua y el trigo sarraceno. Los granos se excluyen porque producen gases.