ENSEÑANZA PARA EL PADRE Y PARA EL HIJO

María Luisa Gómez de la Torre Gómez

Con amor se prodiga la crianza del vástago que Dios bendice para que se constituya en orgullo de sus padres. La mala crianza no puede doblegar al amor que se vierte en bien de quien se procrea, por ello debe evitarse asumir equivocadamente las complacencias al vástago que todo lo puede confundir.

La extrema confianza del tuteo y alzada de voz no es admisible para no confundir la jerarquía en el hogar; no debe proveerse la atención en deseos y caprichos, el progenitor dará lo que puede y hasta cuándo puede; la indecencia en el vocabulario cunde hoy en día y el padre de familia lo celebra y lo toma graciosamente siendo indecente. Inculcar amor al Ser Supremo es respetar sus normas y la santa palabra; tendrá en su vida adulta la capacidad mayor de dilucidar y decidir sus convicciones.

Las equivocaciones son naturales pero deben ser obviadas a tiempo con pleno raciocinio y respetándose a sí mismo y a los demás. Qué importante es desde pequeño instruirlo sobre la responsabilidad dentro y fuera del hogar, deberá aprender a valerse por sí mismo y a ser íntegro con la sociedad a la que se debe. Con facilidad se autentifica la basura y la pornografía en los pequeños ahondándose el desequilibrio emocional que causa amedrentamientos en la sociedad, por ello las sanas costumbres nacen en un hogar ejemplar.

No conviene el maltrato, los achaques y peleas junto a ellos y con ellos, la paz y el respeto toleran lo malo por venir y norman el comportamiento con excelente ejemplo. No se puede acostumbrar al hijo a dar todo el dinero que solicite ni a ganar a temprana edad, lo mal adquirido causa lamentaciones y serán infructuosas después de poco tiempo. Debe atenderse lo que se pida en forma normada ni con manipulación caprichosa pues su principio de autoridad en el hogar no debe claudicar.

Al hijo se lo conoce en el hogar pero fuera de él suceden cosas inadmisibles que más tarde lo avergonzarán y causarán bochorno, por ello la libertad absoluta no es aceptable, no vale que tenga que lamentarse después con mentiras, actuaciones aberrantes o serios problemas pues dolerá haberse sacrificado tanto. El destino que a veces el padre de familia se prepara se debe a la docilidad en extremo, la tristeza y el dolor surgen en cualquier momento y no debe lamentarse. ¿Estuvo usted preparado para ser padre o madre? No se deje engañar por la mentira que utiliza el hijo para lograrlo a usted.