Goyes al CNE

ORLANDO AMORES TERÁN

No estamos combatiendo una partida de corruptos y ambiciosos, simplemente. Estamos enfrentando a una organización criminal, con vínculos internacionales, facciones armadas, narco-terroristas, que conforman partidos políticos para asaltar electoralmente los Estados. Por ello considero un error pensar que el yangamanahisca está acabado. Sólo cuando esté sentenciado en firme, por delitos de lesa humanidad, peculado, asesinato, y se le hayan agotado todos los recursos; ahí estará terminado. No le han hecho nada, recién empiezan a reaccionar tenuemente el fiscal, el contralor. Y lo hacen, porque una facción de castro-comunistas están con el actual mandatario, que teniendo el mismo origen, denota haber sido su vicepresidente. Pienso que cualquier otro sector político no hubiese logrado lo que empieza a suceder; porque castro-comunistas, narco-terroristas y oportunistas estarían cohesionados, alrededor de la figura del innombrable. No podemos esperar un cambio drástico, sino lento y con los mismos ineptos, en algunos casos.

Lo que debemos hacer, es exigir nuevo rumbo económico, demandar transformación institucional. En ése orden, es imprescindible que se modifique la actual estructura del CNE. Para ello ha de hacerse justicia con una activista de DDHH, a quien la corruptela institucionalizada por el yangamanahisca, ha postergado desde el 2015 hasta la fecha, transformándola en un símbolo de la resistencia a las actuaciones hamponiles del correato. Hay que empujar al régimen a tomar rumbo democrático y al Cpccs-t a adoptar resoluciones que hagan justicia a la indiscutible presencia de Solanda Goyes, en el nuevo CNE, para que se inaugure con dignidad la democracia representativa, destrozada durante la década infame.

A éste respecto, es inadmisible pensar que el egregio Dr. Trujillo que ha dado muestra de entereza, acceda a continuar postergando el reconocimiento a los méritos de Solanda Goyes. Permaneceremos alertas y movilizados, hasta ver que se eliminen las prácticas repugnantes que posponen el mérito, para hacer prevalecer la conveniencia política.

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