Líderes indígenas buscan conservar las costumbres de su comunidad

ALEGRÍA. Jóvenes de distintas comunidades se unen para entonar los instrumentos y llamar a la unión.
ALEGRÍA. Jóvenes de distintas comunidades se unen para entonar los instrumentos y llamar a la unión.
PROYECTOS. Integrantes del grupo de danza juvenil de Angahuana Alto.
PROYECTOS. Integrantes del grupo de danza juvenil de Angahuana Alto.
TRABAJO. La juventud participa en la organización de eventos dentro de la comunidad.
TRABAJO. La juventud participa en la organización de eventos dentro de la comunidad.
LÍDER. Jenny Altamirano, Inty Ñusta 2017.
LÍDER. Jenny Altamirano, Inty Ñusta 2017.

Líderes de las comunidades altas de Santa Rosa, en Ambato, se unen para fortalecer su identidad.

Redacción TUNGURAHUA

La tierra negra, los arados en cuesta, los sembríos de hortalizas y el frío que ‘tasca’, son los elementos principales que identifican los páramos de la comunidad Angahuna Alto, ubicada al sur de Ambato. En toda la región, desde el cerro Sunanza, a las 17:00, baja la neblina que obscurece todo el paisaje.

Los jóvenes que viven por el sector se van juntando uno a uno cerca de la casa comunal. Hay flautas, pianicas, una guitarra y un tambor para empezar. No todos visten sus atuendos de indígenas; sin embargo, su idioma les distingue.

La alegría y la energía que tienen abre espacio entre la niebla para poder caminar e iniciar con el recorrido y entonar canciones en kichwa y otras fusionadas con el castellano.

El objetivo es llegar hasta las comunidades vecinas, invitando a participar a la fiesta del Inti Raymi. Varios mencionan que es necesario unirse y tener amistades con otras personas de distintos lugares.

El pueblo indígena tiene tres principios: shuk makilla (una sola fuerza), shuk yuyaylla (un solo sueño) y shuk shunkulla (un solo sentimiento). Fernando Tisalema, de 21 años, quien viste su poncho negro característico y lleva el tambor, habla de estos principios que les permiten vivir en una minga constante dentro de la comunidad.

“La finalidad de organizarnos es que, como jóvenes, podamos engrandecer los saberes que nos han transmitido nuestros antepasados y compartirlos con los amigos que son de poblaciones vecinas”, comenta.

Muchos salen de sus casas sonrientes, apurados dejando sus quehaceres, se sitúan al filo del camino para observar. Los niños con curiosidad y alegría elevan sus manos para saludar contentos a este grupo de chicos que se hace cada vez más grande.

Labor
Son las 18:00, en Apatug, una comunidad vecina, se encuentra un grupo de mujeres que lava rábanos en el canal de agua de regadío.

Detienen su trabajo y prestan atención al círculo en el que los jóvenes bailan y disfrutan de la música; las ovejas que van en rebaños por el camino adornan este panorama.

El clima parece insoportable, con su propio aliento todos intentan hacer que el frío desaparezca de las manos. Y aunque algunos dicen: “achachay, hasta aquí no más, ya volvamos”; otros animan para seguir, “continuemos tocando muchachos, ya falta poco”.

Cerca de Angahuna Bajo, en una cancha que corta el camino, la gente se aproxima y acompaña con palmas las canciones, piden “otra, otra”. En ese instante se puede apreciar la expresión de sus sonrisas, que le dan fuerza a los músicos y que les hace cantar otra en kichwa.

Tradición
Llega la noche y en la escuela Nuestra Señora de la Elevación, de la comunidad Misquillí, se encuentran más chicos que se preparan para la celebración del Inti Raymi, entre ellos Jenny Altamirano, Inti Ñusta 2017 de la Unión de Comunidades Indígenas de Santa Rosa (UCID). Ella habla del proyecto de conocimientos e identidad cultural que se impulsó durante el año de su gestión. Menciona, además, que es la juventud la que debe continuar con el legado de las costumbres ancestrales. “Muchos jóvenes han dejado su vestimenta, no saben hablar kichwa y han olvidado que venimos de raíces indígenas”, aduce Jenny.

El grupo de músicos jóvenes nuevamente bailan entre sus amigos, vecinos y conocidos. Ahora, todos juntos vuelven a Angahuana Alto, a la casa comunal donde está el cabildo reunido con los comuneros, tratando temas importantes para la celebración del reencuentro o Inti Raymi.

El sentido de la palabra comunidad es muy fuerte, pues la consideran como la unión de familias que se ayudan mutuamente y que luchan no solo por un bien individual o familiar, sino más colectivo, así lo explica Tupack Caiza, presidente de la Unión de Comunidades Indígenas de Santa Rosa. “Como indígena que soy quiero que los chicos de mi comunidad aprovechen las oportunidades de un crecimiento cultural, que impulse nuestras raíces y tradiciones a través de un desarrollo en capacidades y emprendimientos”, comenta Tupak.

Al final, el cabildo agradece a los jóvenes por aportar con sus iniciativas al desarrollo de la comuna, de esta manera invita a que el grupo toque unas piezas musicales y ponga a bailar a toda la gente. (MBG)