No son dádivas

PATRICIO CÓRDOVA CEPEDA

El ejercer derechos, denunciar, presentar reclamos, son acciones propias de regímenes verdaderamente democráticos y de indispensable participación ciudadana. No interesa el número de afectados, puede ser uno o muchos, una persona o colectividades, lo importante es impedir la violación de derechos humanos o si algo está mal repararlo de inmediato. Las autoridades han tenido la pésima costumbre de asumir decisiones por interés electoral o votos futuros antes que por necesidades y realidades, a veces incluso actúan sin sentido común, en otras de manera prepotente y no faltan situaciones de frontal amenaza o vulneración de derechos elementales.

Ante aquello es nuestra obligación recurrir a la acción ciudadana y al reclamo oportuno como mecanismos idóneos para hacernos escuchar. Es mediocre y absurda la posición de la autoridad seccional de tildar a quienes reclaman o se activan como sabe lo todos, tratar de desprestigiarlos o generar enfrentamientos entre los habitantes, utilizar calificativos poco inteligentes, como respuesta triste de un hombre limitado, prosaico, sin capacidad de entender los problemas, de corregir equivocaciones y buscar el desarrollo armónico de todos.

El aplauso indiscriminado o la lisonja barata hacen mucho daño y elevan, sin merecerlo, el ego de pésimos administradores, si así se los puede llamar. Algunos nacimos libres y jamás seremos peones o sumisos de nadie ni inclinaremos nuestra dignidad por un puesto o un cargo público. Claro está tampoco nos movemos por halagos ni intereses electoreros. Somos críticos con nosotros mismos y con la representación popular, porque no recibimos dádivas de nadie, al contrario correspondemos a responsabilidades recíprocas: ciudadano-autoridad. Entiendan de una vez.