Discriminación a otra minoría

Carlos Freile

Hace pocos días ha terminado un litigio entablado por una universidad canadiense frente a la Corte Suprema de Justicia. Estos son los hechos: en noviembre de 2012 la Conferencia de los decanos de las facultades de Derecho del Canadá ordenó a los colegios de abogados no admitir a la práctica jurídica a los graduados en Leyes en la Trinity Western University. La Corte hace pocos días ha dado su fallo en contra de la universidad. La Trinity Western, fundada en 1962, es una institución vinculada a una Iglesia evangélica.

La prohibición, aceptada por dos provincias y no por otras seis, se debe a que esta universidad enseña a todos sus estudiantes la auténtica doctrina cristiana sobre el matrimonio, la relación entre los sexos, el concepto de familia y otros puntos. También pide que todos sus miembros “respeten la libertad propia y ajena, usen vestimenta decente, eviten el lenguaje grosero, mantengan la fidelidad conyugal, no aceptar el divorcio, rechazar la pornografía, el alcohol…. Reservar las expresiones sexuales íntimas al matrimonio, la abstención de cualquier forma de intimidad sexual que viole la sacralidad del matrimonio entre hombre y mujer”.

Dos jueces han firmado el informe de minoría. En él sostienen que, más allá de las buenas intenciones, los otros jueces han permitido que una mayoría imponga el propio liberalismo a una minoría, además, al hacerlo han actuado contra los principios liberales. Al negar el derecho de la Trinity Western no han violado la laicidad del Estado sino que han establecido que este puede discriminar a cualquiera, sobre todo por motivos de fe.

Esta es una más de las aberraciones del mal llamado liberalismo, pues, si este lo fuera en verdad debería respetar todas las opiniones, a excepción de las evidentemente dañinas a toda la sociedad. Ningún alumno está obligado a estudiar en la Trinity, así como nadie sufre presiones para contratar a un abogado graduado allí, pero los defensores de lo políticamente correcto se arrogan el derecho de dirigir la vida de todos. Y se llaman liberales.

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