Prepotencia

El Gobierno vuelve a transmitir soberbia y arrogancia. Sus acciones aceleran la acumulación de protestas y reclamos, pero esta cualidad puede romper la delgada línea que ata entre el político líder y sus mandantes, cuando empieza a notarse el hartazgo masivo. La política de confrontación oficial aplicada tiene un doble filo y plasma una derrota en las urnas de 2017 que podría escenificar la crónica de una muerte anunciada.


Otro plantón, carteles, marchas, gritos o volver a flamear banderas se repiten hasta convertirse en una costumbre. Las calles de Quito, Cuenca, Pastaza y Guayaquil son una muestra. Para muchos de los inconformes, el uso del ‘Estado de Excepción’ a pretexto del proceso eruptivo del volcán Cotopaxi es solo una medida artificial e impúdica que pudo ejecutarse en las provincias afectadas de forma directa sin pretender pausar al país.


Una extranjera apresada de manera ilegal, un centenar apresados, decenas de heridos, militares secuestrados y más rituales para exigir la paz constatan un proceso de riesgo ante la inconformidad popular tras un soporte de sistemas represivos caducos y malogrados.


El grito ‘Fuera, Correa, fuera’, la caída de los precios del petróleo y la apreciación del dólar pueden ser una factura en blanco que llegará a sumar la caída del Presupuesto del Estado, que disminuyó unos USD 2.220 millones este año. El crecimiento del PIB se congeló y todos quieren saber ¿dónde y cuándo se aplicarán los recortes? ¿Maestros, jubilados, militares, burócratas, empresarios? ¿Quiénes serán afectados?


Los consejos de austeridad fiscal no fueron escuchados y el Régimen tendrá que responder de su política económica prepotente. El gasto público parece que no ayudó a estimular la economía y no llegó nunca la inversión extranjera. La gente sigue comprando en las fronteras con Colombia y Perú por malas políticas internas.


El Estado no pudo hacerse cargo del crecimiento económico; el gasto fiscal fue desmedido y la aparición de nuevos ricos fue una verdad tajante que hoy ocasiona la desesperación oficial. Estos son los tiempos de prepotencia, los más sombríos, peligrosos e inciertos.


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