Una papa caliente llamada Assange

Por: Richard Salazar Medina

Cuando en 2012 aparecieron los procesos contra Assange, las acusaciones parecían por lo menos extrañas, como el no haber usado protección en una relación sexual consentida, tal y como demandó la acusadora. La Fiscalía de Suecia cerró el caso por las dificultades que representaba para la investigación que el fundador de WikiLeaks se hallara refugiado en la Embajada del Ecuador en Londres.

No obstante, siempre quedará la duda de cómo iban a demostrar culpabilidad o inocencia sin testigos, sin preservativos guardados; la palabra de uno contra el otro. La Policía británica tiene aún una orden de arresto contra el australiano por no haberse presentado a la corte en junio de 2012. El pirata informático adujo que existía un proceso secreto en su contra de parte de Estados Unidos por espionaje, delitos informáticos y sustracción de documentos. Según Assange, lo de Suecia era una trampa y si se presentaba a la corte en Londres, le extraditarían.

Hasta aquí todo son especulaciones. Lo cierto es que Ecuador le dio asilo hace ya casi 6 años y se ha convertido en una pesadilla. Otra papa caliente herencia del correísmo. Queda claro que el gobierno anterior lo hizo por propaganda. Esto le servía a Correa para mostrarse al mundo como adalid de la libertad de prensa, mientras en Ecuador perseguía al que se atrevía a criticar sus acciones, logrando históricas sentencias por su velocidad y multimillonarias sanciones, y porque se comprobó que salían de la oficina jurídica de la Presidencia de un pen drive con nombre de horror hollywoodense: Chucky 7.

Pronto se vio que el pirata informático no respetaba a quienes le salvaron. Cuando se le pidió respeto por la delegación, que no se pasee en pijama por las oficinas o dejar platos sucios por donde le plazca, lejos de disculparse nos tachó de país insignificante. Aun con motivos de retirarle el asilo, pues interfería reiteradamente en asuntos políticos como el de Cataluña estándole prohibido por su condición, se le concedió la nacionalidad ecuatoriana.

Es el mayor desacierto de la historia de la diplomacia ecuatoriana. Esto demuestra que la agenda diplomática no puede estar sujeta a una agenda populista. Muchos lo anticiparon, pero para Correa, no eran sino momias cocteleras. Ahora, si el Ecuador no tiene el coraje de resolver esto, quien saldrá en estado de momia será Assange. ¿Cuál es el motivo por el que el actual gobierno no se atreve? ¿Qué puede sacar Assange? Presidente Moreno, hay que tomar decisiones. Esto es un bochorno mundial. Si no lo hace, el Ecuador se vería, efectivamente, cual si fuera un país insignificante, con menos capacidad que un pirata informático.

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