Eretz

Andrés Pachano

En la tierra más disputada en la historia de la humanidad, el 14 de mayo de 1948 se leía un texto que al fin decía: “…Depositando la confianza en la «Roca de Israel», suscribimos esta declaración en la sesión del Consejo Provisional de Pueblo sobre el suelo de la patria, en la ciudad de Tel Aviv, la víspera del shabat, 5 del mes iyar de 5708…”; era la “Declaración de Independencia de Israel”, la proclama leída con parsimonia por David Ben Gurión, consumaba en los hechos la aprobación, realizada un año antes, por la Asamblea General de las Naciones Unidas del plan de partición de Palestina en dos estados: el árabe y el judío, declaración que fue inmediatamente rechazada por la comunidad árabe.

Los británicos, que ocuparon la Palestina como consecuencia del triunfo en la primera guerra mundial, previó que su mandato sobre estos territorios concluiría el 15 de mayo de 1948, día del Sabbat Judío; respetando lo sacro de sus creencias, las autoridades del futuro Estado de Israel anticiparon para el 14 de ese mes su proclama, de al fin luego de centurias y centurias de años, tener su añorada “Eretz Israel”, su tierra.

Alan Cunnuingham, alto comisionado del imperio británico, presidió el abandono de sus tropas y desde el museo de Arte de Tel Aviv, David Ben Gurión, asumía la dirección de la nueva nación.

Aún resonaban en los tímpanos de su pueblo y en los del mundo occidental los acordes de Hatikva el himno del sionismo, cuando las bocas de fuego de los cañones hablaron, desde ahí hasta hoy y no sé hasta cuando, los horribles acordes de las muertes. El mundo árabe, la noche siguiente a la declaración del nacimiento de Israel, coincidiendo con su también sacra costumbre del inicio del Rabadan, con los ejércitos de Transjordania, Egipto, Siria, Líbano e Irak, cruzaron las fronteras del antiguo mandato británico, fue la primera guerra árabe –israelí.

El universo de naciones, excepto el mundo árabe, reconoció al nuevo Estado de Israel; definitivo fue el reconocimiento de los Estados Unidos que lo hizo apenas cinco horas después y el de la Unión Soviética que lo hizo tres días más tarde.

Nació un nuevo Estado y una nueva tragedia del pueblo palestino.