Molinos de viento

La insistencia de la Canciller de conservar su cargo arremete a la institucionalidad del país. Su candidatura a presidir el 73 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU para avanzar en los Objetivos del Desarrollo es su puerta de escape. La Canciller tiene experiencias en cargos internacionales y posee preparación académica. Pero, su falta de sabiduría no la ha sensibilizado con las rupturas coyunturales internacionales.

Ha usado el avión presidencial para promocionar su candidatura a la Presidencia de la Asamblea de la ONU en Centro América (está apoyada por el presidente Lenín Moreno Garcés). No estuvo en la primera reunión de crisis del conflicto con la frontera norte del país, luego del secuestro de los periodistas de El Comercio y un conductor. Estamos en espera de sus cuerpos inertes. Si no, serán mirados como los desaparecidos jóvenes Restrepo.

Su desdén con las posiciones de Moreno de las dictaduras de Venezuela y Nicaragua es desdeñable. Se ha mantenido toda una década evadiendo cualquier vendaval con el anterior gobierno: machismo, autoritarismo, corrupción. María Fernanda Espinosa se volvió a salvar.

La salida de los ministros César Navas (Interior) y Patricio Zambrano Defensa) denota una sola cosa: la relación personal que mantiene con el Presidente. Deberían cortar el cordón umbilical los altos funcionarios en bien del país. Los actores políticos deben olfatear su entorno y ser lúdicos con la democracia y el desarrollo.

El ministro Sebastián Roldán (Secretario Particular de la Presidencia) manifestó que Ecuador respeta las soberanías de países hermanos, pero que el Gobierno está preocupado por las protestas antigubernamentales de Nicaragua con 43 muertos. Daniel Ortega quiere perennizarse en el poder a toda costa. Roldán es un parteaguas de los funcionarios cercanos a Moreno. Ejerce la diferencia en la opinión pública en momentos que aún no contamos con un plan económico y deudas internas y externas preocupantes. No hacemos tierra.

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