Testimonios

Miguel Mena Ayala

¿Quiénes somos los hombres para juzgar? Acaso somos jueces de los tribunales de la Justicia Objetiva, divina y perfecta; acaso somos jueces de los tribunales de Justicia Humana.

Ningún ser humano puede juzgar a otro ser humano si no tiene la autoridad de Dios o de los hombres para hacerlo.

Fácil es para un ser humano juzgar a su prójimo. Las gentes a diario hacen picadillo de sus congéneres con sus murmuraciones, chismes, calumnias, comentarios, acusaciones y falsos testimonios, en algunos de los casos se perjudica tanto a la supuesta víctima o victimario que la veracidad y realidad de los hechos jamás se aclaran. Los seres humanos incorruptibles, honestos y probos al cien por ciento deben estar trabajando y ser ubicados en puestos de enorme responsabilidad como los tribunales de justicia y envestirlos con la “autoridad de Jueces” porque lo merecen.

Hoy en día vemos como algunas autoridades de la justicia humana lastimosamente se compran y se venden a cambio de dinero, esa es la realidad, el capitalismo y el poder del dinero compra todo: cuerpos, testimonios, testigos, jueces y fiscales o así nos dan a entender los “Actos de Corrupción” a nivel nacional que han sido detectados en el período presidencial anterior.

¿Cuántos actos de corrupción quedarán ocultos e impunes?

La gente por costumbre cultural soborna desde que va a entregar un borrego, una gallinita, dinero, compras de víveres, autos o departamentos a algún funcionario público para obtener prioridad, agilidad y aprobación en algún trámite burocrático que esté llevando adelante.

Estos actos de corrupción aparentemente “Inocentes” son el inicio de la telaraña y entramado de corrupción institucional que ha soportado “El Estado Ecuatoriano” desde el retorno a la democracia y en la época neoliberal.