Los últimos coletazos de Unasur

Ugo Stornaiolo

Iba a ser la OEA de Chávez –sin EE.UU- para difundir el “socialismo del siglo XXI”. No funciona quince meses, no tiene secretario general y su sede en San Antonio de Pichincha luce desolada. Seis países, los mayores aportantes, se están retirando. El canciller chileno dice que “no se puede estar lanzando dinero a una institución que no funciona” (la cuota anual de Chile es de unos 800.000 dólares). Ese país se va, junto con Argentina, Brasil, Colombia, Paraguay y Perú.

Sin Chávez, los Kirchner, Lula y Correa, Unasur es fantasía. El llamado a diálogo de la canciller ecuatoriana es un grito en el desierto. El tema Venezuela es escollo insuperable. Tras las elecciones en ese país, la condena a Maduro se ampliará.

El solitario edificio, cuyo costo fue asumido por el gobierno de Correa ($ 40 millones), es depositario de problemas financieros que empeorarán con el retiro de esos seis países. Los analistas sugieren que es “el último coletazo de Unasur”.

No hay consenso para elegir secretario general. El anterior, Daniel Samper, dijo hace poco que “Unasur es un hospital sin médicos”. Las cuotas que aportan los países sostienen una burocracia limitada, la sede parlamentaria en Bolivia y la de Quito, donde hay 39 personas (300 mil dólares de gasto en agua, luz y salarios).

Paradójico es que los países que quieren salvar al organismo sean los que están en crisis económica. Durante su existencia, Unasur nunca afinó los mecanismos prácticos de integración (movilidad, política, economía, comercio, aranceles, fronteras, ciudadanía, entre otros). La oposición uruguaya también exige a ese país dejar el organismo.

Ecuador, contra toda corriente, apela al diálogo y la unidad y pide que Unasur se renueve (gasta $400 mil anuales por la membresía). Cuando se publicó el artículo ‘¿Todavía sirve la Unasur?’ se dijo: “quedan un edificio y una estatua (de Kirchner), que son monumentos al despilfarro. La cuenta regresiva para el final ha empezado”. Hace 200 años Bolívar demandó una integración sólida frente a las potencias. Las ‘republiquitas’ e intereses ideológicos primaron y este es un resultado.

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