Quebradas y usurpadores

Por: Eduardo F. Naranjo C.

Quito se convirtió en un monstruo imposible de controlar, de allí aparece la organización municipal como incapaz de prever todo lo que ocurre, a pesar de que ahora los gobiernos seccionales disponen de una ley sobre el uso del suelo y más. En el futuro cercano el Distrito Metropolitano debería ser administrado por un sistema segmentado, honesto, fuerte y eficaz para aplicar sanciones y evitar el crecimiento desorbitado de la urbe.

Los especialistas de la Unidad Ambiental del Cabildo muestran poseer suficientes conocimientos para sustentar técnicamente el uso del suelo y en especial las quebradas, “grietas en el suelo” que cubren por miles el espacio habitado de la ciudad. Sostienen que estas no deben ser afectadas por el crecimiento urbano, pues están vivas, muchas tienen en el subsuelo aguas subterráneas y pueden reaparecer en cualquier momento causando grandes daños, como se vio antes.

En el pasado se cubrieron muchas de ellas, potenciando riesgos. Solucionar el problema requiere grandes inversiones, sin embargo, ciudadanos y constructores no acatan las ordenanzas y donde ya hay asentamientos, creen que solucionan sus problemas de acceso u otro orden rellenando la quebrada, lo cual es un error.

Es frecuente ver individuos irresponsables adueñándose de las quebradas, que según ley son propiedad municipal y construyen en sus laderas; tal es el caso de un individuo, en la vía Cumbayá-Nayón, que usurpó tierras de quebrada pertenecientes a una urbanización y las declaró suyas e inició construcción sin que la autoridad municipal lo impida, en cambio, extrañamente al resto de ciudadanos se obliga a cumplir numerosos trámites para poder edificar. Es necesario que el Cabildo disponga de un amplio grupo de inspectores insobornables y enérgicos.

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