Crimen atroz

El asesinato de los tres periodistas de El Comercio secuestrados por narcoterroristas en la frontera norte es una señal contradictoria y dramática que expande incertidumbre y duelo, crueldad y resistencia, lamento y rabia. Un hecho doloroso que desencadena las malas políticas públicas realizadas durante una década. “Somos todos no son tres”, fue un grito iracundo que nació frente a Carondelet. Un jaque mate a la libertad de expresión y apuñalamiento a la vida en democracia fue arrojado a la plaza.

Los residuos de la década correísta, por demás cínica y corrupta, ahora criminal, manejaron desde siempre el miedo como herramienta de gobernabilidad. Los últimos correístas identificables, durante el proceso de liberación de los secuestrados, intentaron encajar impunidad de delitos, jolgorios contra la ley y un golpismo disimulado para confundirse. Nunca fueron solidarios ni expresaron consternación con las víctimas de la narco-guerrilla.

Está sobre la mesa la construcción de valores, la responsabilidad periodística e informativa ante amenazas desconocidas, el terror de una pésima ideología mal aplicada y la ilegitimidad de cualquier forma de violencia. Queda comprobado que la improvisación gubernamental atrae a trágicos desenlaces. Pésimo manejo diplomático, incapacidad militar, nula inteligencia estratégica.

Los indicios de responsabilidad penal de Rafael Correa, por su conducción descabellada en el endeudamiento y el despilfarro público, no sobrepasan su inculpación ética en la violación de Derechos Humanos (30-S), el desmantelamiento de los servicios de inteligencia militar y policial y su persecución sistemática a la prensa libre, que ahora se grafica con periodistas asesinados.

Si la historia de la cárcel es la historia de la humanidad, es el momento para instaurar un símbolo en la memoria colectiva. A la cárcel deben llegar los asesinos del periodismo y los periodistas libres. Un acto de justicia y esperanza, un renacer del civismo en decadencia, una convocatoria a la unidad real y al reencuentro de una sociedad heroica. Que la muerte de nuestros compañeros periodistas sea un símbolo de libertad y justicia.

@klebermantillac
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