Salon de la Ciudad

Andrés Pachano

En un acto solemne organizado por la Universidad Técnica de Ambato, en noviembre de 2005, en homenaje a los ciudadanos Luis Pachano y Serafín Villacrés, el historiador doctor Enrique Ayala Mora, orador de esa noche en el Salón de la Ciudad en esencia dijo algo así (confío en mi memoria): “…En cada ciudad, en cada uno de sus pueblos, existe un salón máximo en donde se suceden sus actos más importantes y en cada uno de ellos existe el retrato de su hombre más ilustre; pero ninguno de sus salones es como este de Ambato, aquí no está la única figura de su ser más ilustre, en este salón están los retratos de cinco de sus hombres más ilustres y todos ellos del orgullo nacional…”, es que claro ornan el Salón de la Ciudad del Municipio de Ambato las impresionantes efigies al óleo de Montalvo, Mera, Cevallos, Vela y Martínez, testigos escrutadores de los actos torales de la ciudad.

El Municipio ha iniciado los trabajos de restauración y puesta en valor del edificio municipal del centro, patrimonio de la ciudad y cuyos muros son de la nobleza de la andina piedra. Se ha informado que se mantendrá –no podía ser de otra manera- la concepción arquitectónica original del inmueble, la que queda, porque hace algunas décadas, para ampliar la calle Bolívar, se derruyó el Portal y la terraza que existía sobre él y entiendo que luego del terremoto del 49 también vario en algo su concepto primigenio.

Esta decisión de restaurar para preservar el bien arquitectónico es acertada y es de aspirar que en el nuevo uso que se dé al edificio, se mantenga el Salón de la Ciudad, hermoso y significativo en la vida de la ciudad; en él se han sucedido los eventos más trascendentes de Ambato y por pequeño que sea, se lo debe mantener en su esencia y para su objetivo; en él por ejemplo se han posesionado todos los alcaldes elegidos por el pueblo en votación popular, no lo han hecho en ninguna sala de sesiones por citar un caso. El Salón de la Ciudad le pertenece a ella, por tanto a sus ciudadanos; espacio que es una suerte de ícono de Ambato.

Ojalá no lo destinen para otro propósito por importante que ese sea, eso no sería consecuente con la historia de la ciudad.