Sube el riesgo país

Rosalía Arteaga Serrano

En los organismos financieros a nivel mundial se usan los términos de “sube el riesgo”, y nos alarmamos porque quiere decir que mientras más sube el riesgo, más problemas tenemos para conseguir inversiones, los créditos son más caros, las condiciones económicas de la población se alteran. Hay una variedad de sintomatologías asociadas con esos anuncios.

En esta ocasión, además del poco control de la política económica del Gobierno, de una absurda política internacional, en la que el affair Assange aparece como la cereza del pastel, nos enfrentamos a una realidad que veíamos venir desde hace años y que solo la ceguera o la mala fe gubernamental no tomaron en cuenta.

Nos referimos a la frontera norte, donde menudean los ataques narco-terroristas que han dado lugar al último lamentable y doloroso capítulo, antes del feriado de Semana Santa: el secuestro de dos periodistas y un conductor. Esto hace que Ecuador saboree lo que Colombia ha sufrido durante décadas.

La decisión de conceder ingreso a Ecuador sin visados alertó a las mafias para construir sus sedes en territorio nacional. La firma de la paz entre las FARC y el gobierno colombiano tiene que ver con gente desmovilizada cuya única ocupación es el de asaltar, robar, secuestrar y vivir al margen de la ley. La falta de preocupación por mantener unas fuerzas policiales y militares disciplinadas y bien dotadas ha dejado al país con una enorme fragilidad frente al narco-terrorismo.

Hace falta, como en la guerra del Cenepa, que se aglutine a todos los sectores, que se arme un solo frente que haga posible desterrar estas prácticas extremadamente peligrosas del territorio nacional, que se busque a los más capaces para enfrentar los retos y se ejerza un liderazgo claro que no abone a la intranquilidad.

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