Coherencia

Estamos atravesando tiempos líquidos (época de incertidumbre), vemos con hastío el actuar de los políticos, la mayoría de ecuatorianos no nos sentimos identificados con esta manipulación disfrazada de democracia, sin embargo estamos obligados a sufragar. En tal virtud debemos analizar a profundidad de cara al futuro y al decidir, asumir las consecuencias que ello conlleva. He titulado este artículo Coherencia, invocando a este valor tan necesario y muchas veces despreciado.

El problema de practicar este valor es que la mayoría de seres humanos son susceptibles a la influencia y al egoísmo, llega un punto en el que pesa más su comodidad que sus principios, para ilustración daré un ejemplo habitual, el funcionario público que antes de pertenecer a una institución defendía sus ideales, llegó a un cargo y por temor a perder su trabajo calla, evita contradecir la opinión equivocada, perdió coherencia su accionar, busca comportarse según el ambiente para no quedar mal ante nadie. Lo mismo ocurre cuando las personas hablan de dignidad y cambios sociales, pero promueven a candidatos corruptos, sin preparación y que no los representan, pero pesa más la coyuntura, opinión o amistad que aparentemente está en juego.

Como dice el refrán lo que dicen con la boca lo borran con el codo. En definitiva la falta de coherencia aplica en todos los ámbitos y es uno de los aspectos más negativos en los vínculos sociales: con uno mismo, con los demás, con el entorno en general. Las personas que se mantienen firmes en sus principios son congruentes entre su pensamiento, sus dichos y sus acciones. Por eso son confiables, despiertan admiración y respeto. Queremos cambiar la sociedad empecemos a practicar la coherencia individual.

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