Memento mori

Patricio Durán

“Memento mori” es un término latino que significa “Recuerda que morirás”, en el sentido de que debemos recordar nuestra mortalidad como seres humanos. Tiene su origen en una peculiar costumbre de la Antigua Roma. Cuando un general desfilaba victorioso por las calles abarrotadas de romanos que le exclamaban loas, tras él un siervo se encargaba de recordarle -diciéndole al oído- las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en la soberanía y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre.

“Memento mori”, podríamos utilizar en la actualidad para llamar a la modestia a una persona, recordándole que todos somos humanos y que a todos nos llegará el momento de morir, que la vida es muy corta. Recordemos la frase bíblica que se utiliza los Miércoles de Ceniza, “recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás”.

Me parece muy buena idea recordarles a algunos políticos que las mieles del poder, la autoridad, las prebendas, los chanchullos, etc., son efímeros. Creo que decirles a los gobernantes y a otros personajes faranduleros al oído: “Memento mori” y que “te irás a la tumba como naciste, sin llevarte nada”, es un mensaje muy importante, cargado de significado y sentido común, aunque como ya lo dijo Voltaire, el filósofo –no Boltaire, el cuántico- “el sentido común es el menos común de los sentidos”.

Recordemos también que para alcanzar un estado de felicidad, los seres humanos debemos ir más allá de nuestro ego y del diálogo interno. Debemos renunciar a la necesidad de controlar todo, de ser aprobados y de juzgar al prójimo. Estas son las tres cosas que nuestro ego nos hace todo el tiempo. Es muy importante ser conscientes de ellas cada vez que surgen, para poder mantener la ecuanimidad.